miércoles, 29 de julio de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 1: "rebeldía!"



Me estaba arreglando para la cena, odiaba a todo el mundo, odiaba la época en la que me había tocado vivir, odiaba el 1918, solo machistas, nosotras las mujeres no podíamos decir nada, nadie nos tomaba en cuenta, y lo peor es que a mi me encantaba dar mi opinión.
-Bella, baja a comer- dijo mi madre desde el pasillo, ya que yo mantenía mi puerta cerrada, yo no tenía ganas de gritar, así que no conteste- Isabella Marie Swan baja en este instante a cenar.
-ya voy- dije escogiendo uno de esos enormes vestidos, cuanto me gustaría ser una simple campesina para no tener que usar estos vestidos que parecían carpas.

Me vestí, me hice un complicado peinado con uno de esos peines tan incómodos y bajé al comedor, ahí estaban mis padres mirándome como si me quisieran matar, yo sabía que ellos me odiaban, era obvio, yo era una “chica desgraciada” según mi padre, pero yo solo decía lo que pensaba, pero como vivíamos en un mundo machista yo me veía como una chica rebelde. Me senté y comencé a comer en silencio.
-mañana- dijo mi padre dirigiéndose a mi madre y a mí- vendrán el conde y su hijo, quiero que todo este listo, una casa radiante y una hija callada y educada.
-¿qué piensas robarle?- le dije para picarlo.
-no pienso robarle nada, solo queremos hacer una unión entre mis tierras y las de él, es un negocio con mucho futuro, así que no lo arruines, trata de ser educada y sociable, no hables si no es necesario y…
-no dar mi opinión aunque crea que el mundo está mal- dije imitándolo.
-por favor, Bella- dijo mi madre sorprendida de mi actitud, ella era demasiado histérica, siempre me decía que yo quería matarla de los nervios, mi padre era un hombre prepotente, bruto, me odian, nosotros tenemos una situación media alta, pero mi padre quiere llegar a ser de la nobleza, por eso se junta con condes y personas así.
-¿a qué hora llegan?- pregunté tratando de ser educada, no quería que me castigaran de nuevo.
-a la hora de cenar, quiero que te pongas tu mejor vestido, te peines y te maquilles, ¿está bien?
-¿cuál es tu plan?, ¿que seduzca al conde o a su hijo?
-su hijo tiene tu misma edad, no quiero que lo seduzcas, solo una simple amistad, así estaremos más unidos a ellos.
-papá, ¿acaso no te importa nuestra opinión?, ¿alguna vez has pensado en mí o en mamá?
-¿por qué crees que hago todo esto?, por ustedes, quiero que tengan un gran futuro.
-sí claro- dije en un susurro inaudible.
-Isabella, has un pequeño esfuerzo, por favor, necesitamos estas amistades, ¿has pensado en quien será tu esposo?
-no papá, ¿sabes?, creo que iré a dar un paseo con Amy- me levanté y fui corriendo hacia el rancho, donde me esperaba mi bella yegua Amy, ella siempre me acompañaba en mis momentos de castigos, la verdad es que casi todas las tardes iba a pasear por el campo con ella.

Comencé a cepillar el cabello de Amy, era hermosa, toda blanca, luego me subí a la silla de montar y cabalgué hacia el pueblo, iría a comprar algún libro. Llegué, amarré mi yegua a un árbol que había cerca y me fui a la librería, entré y me recibió el señor Newton, un humilde campesino del pueblo, era muy bueno, siempre me ayudaba en todo lo que le pedía y tenía los mejores libros del lugar.
-hola Bells- me dijo el señor Newton, me di cuenta que la librería no estaba desocupada, habían dos hombres, que por como vestían parecían de la nobleza.
-hola señor Newton, ¿cómo le va?- dije educadamente, uno de los hombres me miró, yo no lo miré, solo me dirigí al señor Newton.
-bien querida, ¿y usted?, ¿cómo está su padre?
-bien, castigándome, como siempre.
-es un hombre prepotente, cuantas veces te he dicho que no lo hagas rabiar.
-y cuantas veces le he dicho yo que no soporto a los machistas que no me escuchan solo por ser una mujer.
-es cierto, es cierto, ¿bueno que te trae por aquí?
-vengo a buscar un libro que leer, vendrá visita a la casa y estoy segura que algún día me castigarán por mis impulsos argumentativos.
-si, yo también lo creo, tu padre no aguanta nada, tiene muy poca paciencia.
-quien lo sabe mejor que yo, ¿qué tienes de nuevo?
-me llego una novela romántica, es nueva, de un autor desconocido, ha sido un éxito aquí, creo que te gustará.
-si tú lo dices- dije sonriéndole.
-confía en mí- dijo devolviéndome la sonrisa, el señor Newton era un tanto viejo, de unos 50 años, con canas, medio jorobado, a veces me quedaba a ayudarlo, me daba pena verlo trabajar tan viejo. Él comenzó a caminar con su bastón, se estaba estirando para alcanzar un libro que estaba en lo alto de la estantería, aunque se notaba que le costaba alcanzar el libro.
-dime cual es y yo lo saco- le dije tratando de ayudarlo.
-es ese rojo con letras doradas- yo me estiré y como era más alta lo alcancé fácilmente, tenía una portada muy linda- ven a pagarlo querida- se dirigió a la mesa en donde tenía el dinero y yo lo seguí, pero de repente noté como un chico me miraba, era hermoso, de pelo cobrizo, ojos verdes, en los cuales me perdía, nos quedamos mirando, pero el señor Newton me miró y tuve que moverme, llegué a la mesa y lo pagué, pero al darme la vuelta ya no estaba ese chico.

Salí del local, no sin antes despedirme del señor Newton, pero tampoco estaba afuera, se había esfumado, que lástima, quería perderme de nuevo en esos hermosos ojos verdes, me fui a mi yegua, algo desanimada, la desaté y me subí en ella, emprendí camino a mi hogar, en el camino me quedé viendo la portada de mi nuevo libro, era hermoso, el fondo de un color rojo vivo y las letras de un color dorado, destacaban mucho, el libro se llamaba “complicado”, ¿de qué tratará?, esta tarde me dedicaría a leerlo, para pasar el tiempo, siempre era así, no tenía nada que hacer, ya que las fiestas y obras no eran todos los días…

Llegué a la casa y me fui directo a mi pieza, me puse mi pijama, ya que ya eran las 8 de la noche y mi padre no me dejaba divagar por la casa más tarde, me acosté, prendí una vela y abrí el libro.

“él me miraba como si yo fuera lo único en su mundo, yo lo miraba como si fuera lo único que importara, me daba igual todo lo demás, me daba igual que él fuera un campesino pobre y yo fuera una princesa, él era mi campesino, lo amaba más que a mi propia vida, lo necesitaba incluso más de lo que necesitaba el oxígeno, quería una vida a su lado para siempre, jamás me separaría de él, o eso es lo que yo creía, ya que mi incomprensible padre no quería ni bendecía esa unión, para él era como una hija poseída por el diablo, decía que yo estaba loca, y tenía razón, estaba loca de amor por Ben, mi amado Ben.
-Bianca, querida- esa era mi madre, no quería que me casara con Ben, pero por lo menso ella me trataba con amabilidad y no como mi padre, un bruto desenfrenado que me pegaba para que yo le entendiera.
-¿si madre?
-no lo hagas, por favor, no hagas rabiar a tu padre, sabes como es, si se descontrola puede llegar a matarte a golpes- ella estaba preocupada y se notaba en su mirada y en su tono de voz.
-no te preocupes madre mía, mi amado e salvará- le sonreí para infundirle valor.
-tu amado no podrá aparecer de la nada en el establo cuando tu madre quiera azotarte por tu decisión, estoy preocupada por lo que él pueda hacerte a ti y a Ben, que más quisiera yo que estuvieran juntos y que fueran felices por siempre.
-madre, mi humilde y comprensiva madre, ¿sabes cuánto te quiero?...”

-Bella a dormir- dijo mi madre entrando a mi cuarto, quitándome el libro y apagando la vela- buenas noches.
-buenas noches- dijo yo desganada, me había encantado el libro, mañana tendré que seguirlo.









2 comentarios:

  1. ei empieso a leer este fic y me esta enkantando
    me rekuerda a orgullo y prejuicio
    bueno me despido te invito a pasar por mi blog
    http://rinconsitotwilighter.blogspot.com/
    biiieee xo0oxo0o

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  2. me encanta esta historia ya la lei toda!esos lemmons hahahahaha casi me muero de risa lol XD

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