domingo, 27 de septiembre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 34: "desconocida"



Nota del autor: el texto que esta entre ‘…’ son los pensamientos que escucha Edward.
Me quedé mirando a esta desconocida por más tiempo, era irresistiblemente hermosa, de estatura media, con el pelo marrón rojizo, unos ojos achocolatados que me mataban, una sonrisa que hacía que mi corazón diera un vuelco, un cuerpo que, sin exagerar, era el mejor que había visto, unos labios carnosos que me moría por volver a probar, de verdad que esta chica era perfecta.
‘Por fin, por fin, por fin, no puedo creer que de verdad yo tenía razón’, wow, su voz mental era la más hermosa que había escuchado, tan dulce, tan suave.
-Bella- chilló Alice, quitó a la extraña que estaba entre mis brazos y la abrazó hasta casi estrangularla, ahora que me daba cuenta, su nombre le quedaba perfecto a como era en realidad.
-Alice, dios, te he extrañado un montón- chilló Bella, su voz era tan dulce.
-Bella, dios tanto tiempo- Jazz se unió al abrazo de Bella y Alice.
-tú estabas muerta, yo te vi, Jazz te vio, Edward te vio- dijo Alice, esperen un momento, ¿yo la vi?, yo nunca había visto a esta hermosa chica.
-es una larga historia- dijo ella agachando su cabeza, pude ver en su mente que era una triste y dolorosa historia.
-debes contármela- casi le ordenó Alice.
-pero estamos en una fiesta, primero celebremos y luego de que todos se vallan les explicó.
-está bien, veo que ya encontraste a Edward- dijo Jazz con una sonrisa picarona, en eso Alice se queda paralizada mirando hacia el vacío, estaba teniendo una visión, me metí en su cabeza, yo le decía a Bella que no la conocía y ella soltaba un mar de lágrimas.
-¡Edward Cullen!- chilló Alice, yo no entendía nada- ¿de verdad no recuerdas nada?- ahora en su voz solo había tristeza.
-¿qué tendría que recordar?- le pregunté totalmente dolido.
-Edward, ¿no me recuerdas?- Bella estaba boquiabierta, Jazz la abrazó fuertemente.
-calma, pequeña, todo debe tener una explicación- me molestó que fuera Jasper el que la consolara y no yo.
-Edward, vamos debes recordar- Bella se soltó de Jazz y comenzó ha hablarme- Chicago, 1918, antes de que fueras a la guerra, me conociste, tú, yo, nosotros- las palabras se le trababan en la lengua, ‘imposible, imposible, los dos, ¡no!, él debe recordarme, todo lo que pasamos juntos, ¿cómo pudo olvidarme?’, ¿pero qué diablos debía recordar?, y ¿por qué diablos no lo recordaba?
-mejor, vamos ha hablar en un lugar donde nadie escuche- dijo Jazz, era verdad, aquí estaba lleno de gente que podía descubrir nuestro secreto.
-mm, mejor no, quiero irme- dijo Bella.
-¡no!- Alice, Jazz y yo gritamos al mismo tiempo.
-está bien, pero igual luego de esta conversación me iré- se cruzó de brazos y comenzó a caminar hacia las escaleras, los tres la seguimos, Alice se le adelantó y la abrazó por un costado, subimos hasta la habitación de Alice y Jazz y nos sentamos en la cama.
-¿y bien?- dijo Alice.
-¿y bien qué?- a Bella se le quebró la voz en la última palabra.
-quiera saber tu historia, queremos- dijo Alice, Bella respiró profundamente tres veces para calmarse.
-bien, pero es larga y tediosa.
-da igual- dijo Jazz.
-bien, aquí va- pude ver en su cabeza como ordenaba sus recuerdos.
Flash Back de la mente de Bella.
Después de que me encerraron en una habitación alguien vino, no recuerdo su nombre.
-¿cómo estás?- me preguntó amablemente, yo solo lo miré- yo te puedo quitar ese dolor que llevas dentro- ahora si que lo miré con curiosidad, ¿de verdad podía quitarme todo el dolor acumulado en mi corazón?, vi sus ojos, rojos, tenebrosos, pero sinceros- existe una salida, la única- se acercó más a mí, yo caminé hacia atrás, no me daba confianza ese tipo, choqué con la pared y él me acorraló ahí- la muerte es tú única salida, Bella, una salida fácil- susurró en mi oído haciéndome estremecer, pero yo negué con la cabeza, pensé en Sam, en el conde, en Alice, aunque el amor de mi vida haya muerto, aún hay personas que sufrirían por mí.
-n..n…no- dije tartamudeando.
-demasiado tarde, ya me tenté- puso sus labios en mi cuello y aspiró mi aroma, luego sentó unos filosos dientes atravesar mi piel, ocasionando un dolor que nunca había sentido, la verdad es que me hizo olvidar hasta a Edward, pude sentir como mi sangre se iba agotando, como ese hombre succionaba las pocas gotas que quedaban, después solo sentí que caía en algo blando, debió de ser la cama, aunque no estoy segura.
Luego de eso desperté en Volterra, Italia, se imaginarán por qué, estaba en el castillo de los Vulturis, Aro, Marco y Cayo tenían a Sam, nuestra hija, si no te acuerdas Edward, y también al conde, tu padre, me dijeron que si no me unía a ellos lo poco que quedaba de mi familia moriría como la cena de la guardia, yo, obviamente acepté, era obvio que me querían por mi don, Marco fue el único que me tomó cariño, suena extraño, él es el más monótono de todos, nunca nada le interesa, pero en mi vio algo especial, algo que lo cautivo, desde ese entonces me entrenó y me cuidó como si fuera su propia hija, Aro me veía como una joya, un tesoro único, pero solo eso, a Cayo solo le importaba el poder que yo tenía, le daba igual todo lo demás, con la guardia siempre me llevé bien, así que todo genial, bueno no tan genial, ya que me separaron de mi hija y de mi suegro, que era como mi padre, Sami murió hace poco, a los ochenta y cuatro, vivió plenamente, siempre la estuve observando, se casó, tuvo cinco hijos, hermosos, su esposo la amaba, murió de anciana, exactamente hace seis años, de ahí los vulturis no tenían nada con que chantajearme, y no se atrevían a enfrentarme, obviamente, entonces me fui, estaba segura que Edward estaba vivo, lo vi ese día en el funeral, tuve la esperanza de que Alice y Jazz también lo estuvieran, ya que Alice había desaparecido, y como Edward tenía los ojos rojos cuando los abrió en la tumba, estaba un noventa y nueve por ciento segura de que era un vampiro, tenía la esperanza de que siguiera vivo, comencé a buscarlo, hasta que vine aquí, este viaje era más para descansar, pero recibí una invitación de Rosalie a esta fiesta, estaba segura de que ella era vampira, entonces vine, los encontré y el resto lo conocen.
FIN FLASH BACK DE LA MENTE DE BELLA.
-wow, me alegro de que Sami haya vivido plenamente, pero ¿qué pasó con Cristóbal?- le preguntó Alice, ‘tu padre Edward’, pensó ella, ¿mi padre?
-pues, murió a los 65 años por un ataqué al corazón, para ese entonces Sami ya estaba casada y con un hijo.
-pero, no nos has dicho que eres- intervino Jasper.
-bueno, se supone que cuando ese hombre comenzó a beber mi sangre debí haber muerto, pero él, por alguna razón que no sé, no terminó de beberla, entonces lo poco que quedaba de sangre se mezcló con la ponzoña que había dejado la mordida de ese desconocido, Marco tenía una teoría, cree que había mucha más sangre que ponzoña, entonces en vez de quemarla se mezcló con ella, haciendo que yo fuera “semivampiro”- hizo las comillas con los dedos- no es como una híbrida, es distinto, soy como una humana normal, pero con algunas ventajas.
-¿cuáles?- hablé por primera vez, ella no me miró pero me contestó.
-puedo correr a la velocidad de un vampiro, si me entrenó puedo superarlos, tengo la fuerza de un vampiro, aunque al igual que a la velocidad, puedo aumentarla, y lo he hecho, me alimentó de comida, no de sangre, ya que tengo la mía, puedo aguantar más que un humano sin respirar, pero después de un tiempo tengo que hacerlo, puedo durar como unas dos horas, no más, tengo los sentidos tan agudizados como un vampiro, aunque también tengo cosas de los humanos, mi cuerpo puede cambiar, es decir, estoy estancada en los diecisiete, pero mi cuerpo puede cambiar tanto como hasta para poder reproducirme, y además de todo eso, tengo un don…
-Edward, amor, ¿cómo estás?- entró Tanya en la habitación, dios estaba emborrachada, ¿por qué diablos los vampiros pueden beber alcohol?, justo tuvo que interrumpir a este ángel caído del cielo y justo debía llamarme amor, la miré feo, pero me quedé con la boca abierta al ver miles de cuchillos, filosos cuchillos, flotando en el aire todos apuntando a ella, enseguida miré a Bella, ella fulminaba con la mirada a Tanya.

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