jueves, 13 de agosto de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 11: "nueva amiga"



Me desperté con algunas lágrimas recorriendo mi cara, no quería que Edward se fuera, me levanté, me vestí, me peiné, traté de estar más linda que nunca, como era el último día… Bajé las escaleras y ahí estaba el conde, mi padre, mi madre, Natalia y Edward, él me miró y me sonrió, cuanto extrañaría esa sonrisa.
-bueno, mi carruaje me espera, adiós tío, tía, conde, prima, Edward- fue despidiéndose de todos con un beso en la mejilla y salió por la puerta, la verdad es que me dio algo de pena, debe ser doloroso tener que irse porque te rechazaron.
-bueno, nuestro carruaje demorará unos quince minutos más, porque no aprovechamos de ver algunas cosas en las cosechas, Charlie- dijo el conde mirándonos a nosotros, no sabe cuanto le agradecía que nos diera un tiempo a Edward y a mí solos.
-claro, vamos afuera- salieron al patio los tres, el conde antes de irse nos guiñó el ojo, yo solté una risita, era un increíble suegro.
-te voy a extrañar demasiado, pero solo será como mucho un mes- me dijo Edward mientras me abrazaba contra su pecho, yo me puse de puntillas y rocé nuestros labios- a quien engaño, se me va a ser una eternidad- susurró frustrado dejando caer su aliento contra mis labios, yo le sonreí ante su comentario, a mi también se me haría una eternidad.
-te amo- dije antes de besar esos labios que tal vez no besaría en un mes, ojala sea menos, pero todo depende de cuanto demoren los trámites que debe hacer el conde, Edward me apretó unos segundos más contra él, yo colgué mis manos a su cuello, después nos tuvimos que separar para respirar.
-no te preocupes, además cuando vuelva te traeré una sorpresa- me sonrió picaronamente- por cierto, yo también te amo- me volvió a besar, era tan tierno, me tenía a sus pies. Solo por si acaso miré hacia la ventana y ahí estaban mis padres con el conde, al parecer el estaba tratando de hacer tiempo, yo me separé de Edward, si seguía despidiéndome de él me iba a costar más.
-adiós, amor- le di un rápido beso en los labios.
-adiós, mi vida- me acarició la mejilla.
-nada de hablar con otras mujeres, ¿está bien?- lo amenacé.
-yo solo tengo ojos para una mujer- me besó por última vez y se fue hacia afuera, pude ver como Edward se despedía de mis padres, decidí salir, quería ver como se alejaba el amor de mi vida, cuando salí el conde se acercó a mi.
-adiós, Bella, cuídate mucho- me dio un beso en la mejilla y se subió al carruaje, Edward se acercó de nuevo a mi.
-adiós, amor- me dio un beso corto en los labios, le sonreí y él me devolvió la sonrisa, por suerte mis padres no vieron esa escenita, se subió al carruaje y se fueron.

Bueno, ahora estaba solita en esta casa tan grande, con mis padres, claro, pero ellos no cuentan, ya que no me escuchan ni me toman en cuenta, decidí salir a caminar un momento, despejarme, caminé por un rato en el bosque, estaba tan aburrida y eso que ni llevaba una hora sin Edward. Mejor iba al pueblo, podría pasar a la librería y ver que libros hay, me encaminé hacia el pueblo, me demoré como media hora en llegar, me fui directo a la librería, entré sin ánimos, ahí estaba el señor Newton, tan viejo y amable como siempre, también había una chica mirando una estantería de libros, pero yo no le hice caso.
-hola, Bella- me saludó el señor Newton.
-hola- le respondí con una cálida sonrisa- ¿cómo ha estado señor Newton?
-no me quejo, querida- me devolvió la sonrisa- pasa, pasa, me llegaron algunos libros nuevos- me indicó la estantería en donde se encontraba la chica, yo me dirigí hacia allí, comencé a mirar los libros, habían títulos como “el alma de una mujer”, “secretos del universo”, “mil y un mundos”, “amor y odio”, “cada paso”, ninguno me llamaba la atención, seguí mirando el estante, había un libro de tapa amarilla con unos dibujos de la época, lo tomé, se llamaba “orgullo y prejuicio”, se veía interesante, lo había escrito Jane Austen, conocía un libro de ella, se llamaba “sentido y sensibilidad”, era muy bueno, uno de mis favoritos, ojeé el libro que tenía en mis manos, en eso me doy cuenta que la chica que estaba a mi lado me estaba mirando, ¿tendría algo en la cara?
-hola, soy Alice- estiró su mano, yo la tomé y la estreché.
-Bella, mucho gusto.
-¿te gustan los libros de Jane Austen?, porque a mi me encantan- me sonrió.
-sí, he leído solo uno de ella, “sentido y sensibilidad”- le devolví la sonrisa.
-sí, yo también lo leí, es uno de mis favoritos.
-¿has leído este?- le mostré el que tenía en mis manos.
-no, la verdad es que lo he estado buscando, mi hermana me comentó de él y quería leerlo, pero tú me lo has ganado- dijo haciéndose la enojada.
-lo siento, ¿qué te parece si lo pedimos las dos y lo leemos juntas?- le ofrecí amablemente.
-claro, me encantaría- ella estaba que daba saltitos de felicidad, nos encaminamos hacia el señor Newton.
-queremos llevar este- le entregué el libro al señor Newton.
-claro, chicas, al tiro se los doy- contestó él, se dirigió hacia su escritorio, anotó algo, nos dijo cuando saldría, pagamos a medias y nos llevamos el libro. Salimos hacia la calle y nos sentamos en un banco que había al lado de una fuente.
-bien, ¿empezamos a leerlo ahora?- le pregunté a Alice.
-no, prefiero saber más de ti.
-bueno, soy hija de Charlie Swan, no sé si lo conoces.
-sí, es dueño de unas cosechas, al norte del pueblo.
-así es, vivo ahí y bueno eso- dije pensando en que más contarle.
-yo vivo cerca de aquí, a unos cinco minutos, ¿quieres ir a mi casa?- preguntó entusiasmada, ¿cómo decirle que no?
-claro- nos levantamos y comenzamos a caminar.
-¿qué hacías aquí?, tan lejos de tu hogar.
-vine a buscar algo con que distraerme.
-¿distraerte de que?
-el amor de mi vida se fue por un mes y no sé que hacer sin él- confesé frustrada.
-valla, que pena, pero es solo un mes ¿no?, no es para tanto.
-sí, pero un mes se me hace una eternidad sin él.
-pero ahora me tienes a mi para distraerte- me sonrió para infundirme valor, yo le devolví la sonrisa.
-gracias, ¿y tú tienes a alguien especial en tu vida?
-no, aún no llega mi media naranja, pero será pronto, yo creo- a esta chica nunca se le iba lo alegre, aunque de verdad que me caía muy bien- llegamos- dijo, yo miré donde estábamos, nos encontrábamos al frente de una casa grande, blanca, muy linda y acogedora.
-es hermosa- la halagué.
-gracias- me respondió con otro sonrisa, me abrió la puerta y me hizo señas para que pasara, yo le hice caso y entré seguida de ella.
-de verdad que es hermosa- por dentro era incluso mejor que por fuera, muy, pero muy linda.
-me alegro que te guste, ¿tienes algo de hambre?- me preguntó educadamente.
-no, gracias.
-bueno, vamos a mi pieza y podemos leer algo del libro, me está matando la curiosidad de saber como es la historia.
-claro- dije entusiasmada, ella subió las escaleras y yo la seguí, abrió la puerta de la segunda habitación que había en el segundo piso y entró, yo también entré, su pieza si que era hermosa, al parecer ella tenía muy buen gusto.
-¿qué te parece?- me preguntó curiosa.
-sé que te va a parecer repetido, pero es hermosa- ella se rió y yo la seguí.
-ya, comencemos a leer, que me mata la curiosidad- se sentó en la cama y yo también, abrí el libro que aún tenía en mis manos y comenzamos a leer, nos turnamos por párrafo, primero ella leía en voz alta y después yo, así sucesivamente.

Nos pasamos toda la tarde leyendo y leseando, me mostró su pieza, sus libros, tenía muchos, también me mostró el resto de la casa, era gigante, a la hora de la cena me fui a mi casa prometiéndole a Alice que al otro día regresaría para ir a buscarla, iríamos a mi casa para cabalgar un rato, al parecer a Alice le encantó la idea.







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