sábado, 21 de noviembre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 47: "romanticismo" (contado por Bella)



Nota de autora: lo siento chicas, estuve enferma en camita, vomitando, con fiebre, me dolía todo, sobre todo la cabeza, con suerte pude dormir, desperdicié todo mi fin de semana en la cama postrada ¬¬, en fin ya estoy estable :D, así que disfruten de este romántico capítulo....(ame el blend que hice, si me inspire ^^)

-te amo- murmuré escondiendo mi rostro en su camisa.


-yo más- me contestó con voz segura, como me gustaría que este momento fuera eterno- a mi también me gustaría que esto fuera eterno- suspiró- te prometo que te recuperaré, aunque me cueste la vida, prefiero morir antes de vivir sin ti- y, al igual que en las otras ocasiones que me dijo cosas románticas e increíbles, mi corazón comenzó una alocada carrera y mis mejillas se prendieron como árbol de navidad, Edward levantó mi rostro poniendo uno de sus dedos en mi mentón y se quedó mirándome fijamente- como extrañaba cuando te ruborizabas.


-------------------------------------------------------------------------------------------------


-como extrañaba que me hicieras ruborizar- le respondí con una sonrisa de típica adolescente enamorada, Edward me sonrió torcidamente, puso su cara contra mi cuello y comenzó a repartir pequeños besos por él, haciendo que un trillón de mariposas volaran totalmente alocadas por mi estómago. ¿Acaso se daba cuenta de lo que me hacía sentir?, ¿lo hacía intencionalmente para que mi corazón se saliera de mi pecho y mi respiración se agitara como si hubiera dado la vuelta al mundo mil veces a toda velocidad sin parar?, no lo sabía, pero si que sabía que a él le encantaba que reaccionara de esa forma... No sé cuanto tiempo pasó, la verdad es que junto a Edward, el cual repartía besitos por mi rostro, bajando por mi cuello y llegando a mis hombros y, como todo un caballero, deteniéndose justo cuando las cosas se ponían un poco peligrosas, y se lo agradecía enormemente, ya que, aunque me haya olvidado completamente de él durante toda la tarde, Jacob vendría a mi mente cuando este increíble momento terminara... En fin, como decía, con Edward distrayéndome el tiempo se me pasó volando, así que ahora estaba en el ragazo de Edward, quien estaba recostado sobre el árbol que él mismo había tallado, mientras me acariciaba el cabello y apreciábamos el hermoso atardecer.




Cuando se oscureció debían ser las nueve de la noche, Edward ahora acariciaba mi vientre plano, lo que me hizo recordar aquellos días tan lejanos donde yo estaba embarazada y Edward me acariciaba mi vientre, aún podía recordar el brillo de sus ojos cuando le di la noticia de que íbamos a ser padres.


-cuéntame de ella- dijo Edward de repente.


-¿de quién?- le pregunté sin entender, ya que habíamos mantenido un exquisito silencio durante la sesión de caricias post-reconciliación.


-estabas pensando en nuestra hija- murmuró todavía acariciando mi vientre, se me escapó una sonrisa al ver como se interesaba en ella.


-era hermosa, tenía los risos de Charlie, no sé si te acordarás de mi padre- lo miré y él asintió con una sonrisa.


-recuerdo el día de nuestro primer beso cuando te consolé porque él te había golpeado- le devolví la sonrisa al ver que él me recordaba cada minuto más.


-tenía tu color de pelo, mis ojos parecían haber sido calcados en su rostro, mis mismos labios, tu naríz, tenía algunos razgos de ambos, era delgada pero después de los 15 sus curvas se fueron formando, se convirtió en una mujer increíblemente hermosa, todos querían estar con ella, reyes, príncipes, duques, me sentí muy orgullosa cuando ella escogió el amor por sobre el dinero- sonreí ante los lindos recuerdos de mi adorada hija- nunca estuvo mal económicamente, su esposo la consentìa en todo aunque tuviera que trabajar día y noche por conseguirlo, aunque ella no era para nada caprichosa, eran una pareja hermosa, el amor saltaba de sus ojos, tuvieron hijos, hermosos, vivió feliz, llegó a conocer algunos de sus nietos, murió de viejita en los brazos de su esposo, el cual tamién murio, ambos amanecieron al otro día abrazados pero sin vida, una muerte adorable, si me lo preguntas... Tuvo una vida como un cuento de hadas- mi sonrisa se ensanchó al sentir el orgullo recorrer mis venas.


-de verdad era hermosa, tus recuerdos son muy vívidos- comentó Edward- era adorable, me hubiera gustado conocerla, aunque por lo menos tengo al tranquilidad de que vivió feliz- soltó un suspiro de felicidad, se hizo un silencio de unos segundos mientras Edward miraba al horizonte, se dibujó una sonrisa en sus labios y volvió la mirada hacia mí- ahora me toca hacerte feliz a ti, mi Bells- me dio un beso rápido pero tierno- te amo- susurró, aunque antes de que pudiera contestarle él me volvió a besar pero más profundamente, literalmente me estaba volviendo loca- amor, me gustaría seguir así contigo, detener el tiempo para nosotros solos, pero mañana tenemos instituto, Alice no nos dejará faltar, necesitas tus ocho horas de sueño, creo que será mejor que me vaya- comenzó a separarse un poco de mí pero yo no lo dejé alejarse ni cinco centímetros.


-no quiero que te vayas, no estoy cansada- murmuré, pero un traicionero bostezo se me escapó de los labios haciendo que Edward soltara una risita y me diera un beso en mis labios entreabiertos a causa del bostezo.


-eso no te lo crees ni tú, ve a dormir, mañana temprano nos veremos- me tomó entre sus brazos y se paró levantándome, apoyé mi rostro en su pecho cerrando los ojos mientras sentía como Edward entraba a la casa, me quedé un poco adormilada porque poco sentí cuando Edward me quitó mis converse y me recostó bajo las sábanas, me refregué los ojos para poder despertar un poco màs y ver por última vez en el día su bello rostro.


-buenas noches- susurré mientras él se inclinaba y besaba mi frente, ¡que tierno!


-buenas noches, sueña con los angelitos- me sonrió.


-he soñado todas las noches hace cien años contigo, ¿crees que hoy será lo exepción?- le pregunté alzando las cejas en mis últimos segundos de consciencia, Edward se carcajeó mientras repartía besitos por mi cuello.


-si pudiera soñar lo haría solo contigo, desearía poder hacerlo, aunque eso no significa que no paso toda la noche pensando en ti- su aliento chocó contra mi cuello como sus palabras lo hicieron contra mi corazón, ¿podía ser más tierno?

-si puedes soñar, yo puedo hacerlo, ¿no lo recuerdas?

-como olvidarlo.

-te gustaría quedarte a dormir aquí, podemos hacer un experimento, solo para ver si sueñas conmigo- le sonreí inocentemente, él me devolvió la sonrisa y simplemente se acercó a besarme.

-obvio que me gustaría volver a soñar contigo- balbuceó entre mis labios, mi corazón, obviamente, respondió a este comentario, y mi cuerpo no se quedó atrás, puse mis brazos alrededor de los de Edward obligándolo a acostarse encima de mí- ¿no era solo un experimento?- me preguntó, pude notar su sonrisa contra mis labios.

-para dormir necesitas acostarte, ¿o prefieres el sofá?- me separé de sus labios y lo miré alzando una ceja.

-eres imposible- dijo negando con la cabeza pero con una sonrisa torcida.

-con eso y todo, me amas- contra ataqué, él me miró unos segundos poniendo toda la intensidad de sus ojos en los míos y, debo admitirlo, mareándome un poco al perderme en sus ojos, para luego besarme profundamente.

-¿cómo no voy a amarte si eres tan perfecta, tan increíble, tan hermosa?, te amo Bella, te amo más de lo convencional, no puedo resistirlo, es algo que no puedo controlar, te necesito más que a cualquier cosa en el mundo- todas esas maravillosas declaraciones sumadas a la intensidad de su mirada y, posteriormente, a el mejor beso que he recibido, me enloquecieron completamente, ¿esto era verdad?, ¿no estaba soñando?, ¡por favor que nadie me despierte!, aunque mi imaginación jamás podría hacer esto, ¡genial, estaba despierta!, pero lamentablemente Edward se separó, aunque ninguno de los dos necesitábamos aire...- duerme amor- susurró haciendo que su aliento entrara por mis labios y que me volviera a enloquecer, esto era demasiado para mí, aunque no quería que terminara, estaba lejos de querer eso.

-buenas noches- murmuré tratando de tranquilizar mi respiración.

-buenas noches- volvió a besar mi frente, se recostó a mi lado, me abrazó delicadamente por la cintura y yo acomodé mi cabeza en su hombro, aproveché para meterme en su cerebro y luego de unos segundos de concentración le quité sus poderes vampíricos haciendo que pudiera dormir... No se imaginan como extrañaba dormir entre sus brazos disfrutando de su exquisito aroma, su protector abrazo, su suave textura, disfrutando de él, dormir recostada en su pecho, este había sido un día mágico y todo gracias a MI Edward.

No hay comentarios:

Publicar un comentario