domingo, 10 de enero de 2010

Afortunada, Parte II: "invierno" (1)


Pasaron los meses, Octubre, Noviembre, Diciembre, Enero, Febrero, Marzo... Mis padres llevaban seis meses en coma sin ninguna evolución, solo estaban ahí, moribundos, palidos, deprimentes, se perdían entre las paredes color crema del hospital, se habían adaptado tanto al ambiente del hospital que ya eran parte de su inmoviliario. Ya me había acostumbrado a la fría casa que me esperaba día a día, mis hermanos lo estaban sobrellevando mejor que yo, claro, ambos tenían alguien que los amaba y los apoyaba, yo estaba sola, ningún novio que me dijera "calma, Bells, tus padres estarán mejor, solo hay que esperar, recuerda que yo estoy aquí para ti", no, nadie, tenía a mis amigos, pero ellos tenían pareja, no podían apoyarme al 100% como lo haría mi supuesto novio perfecto que solo vivía en mi imaginación, ya deben saber de quien hablo, sí, Edward Cullen, ¿cómo no verlo como alguien perfecto?, él es perfecto, exceptuando lo de chico playboy, pero conmigo,ese día en el hospital, fue tan tierno, fue un gran apoyo, aunque estos seis meses ha estado completamente ausente, segun Jake él estaba "aprovechando" los últimos meses en el instituto, y bueno, en vacaciones él estaba "aprovechando" su descanso antes de ir a la universidad, ¿para qué mentirme a mi misma?, él seguía en su etapa de mujeriego en celo mientras yo suspiraba por mis padres buscando un apoyo que no llegaba, en fin, hoy era 13 de marzo, exactamente 6 meses después del accidente, adivinen dónde estaba, en el auto-monstruo de Emmet camino a la universidad, sí, universidad, hoy 13 de marzo comenzaba mi "futuro", no estuvieron mis padres para verlo, pero sé que ellos estarían orgullosos, menos mal teníamos el dinero de la universidad guardado bajo siete llaves en el banco, o sino nos quedamos sin educación, pero ahora me iba a la universidad "Sea Australic University", era una buena universidad, acreditada, con prestigio, lo mejor de todo es que estaba al lado de una hermosa playa, miento, eso no es lo mejor, Carlisle nos compró a todos, ya que todos logramos quedar en la universidad, una casa en frente del mar, de acuerdo a las fotos es hermosa, de dos pisos, ocho habitaciones, cada una con un baño, cada baño con Jacuzzy, una cocina totalmente equipada, un living decorado a lo diseñador, un comedor con una mesa imponente de roble, ¡ah!, se me olvidaba mencionar que cada uno tenía su plasma gigante con DVD, además una radio, un notebook, ¡todo regalo de nuestro querido Carlisle!, sí, le debíamos mucho, pero él decía que era solo un regalo de graduación, ¡y qué regalo!
-faltan solo diez minutos- nos avisó Emmet a Nessie y a mí con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, no puedo mentir, todos, incluyéndome, estábamos felices y ansiosos por comenzar a ser universitarios independientes con una casa al lado de la playa, ¡solo imaginen las fiestas!, pero obvio que debía enfocarme, una carrera de medicina no se estudia sola, la verdad es que es bastante difícil, sobre todo en esta universidad, pero estaba segura de que lo lograría, ¿qué estudiarán los demás?, Emmet será ingeniero comercial, Nessie odontóloga, Jake arquitecto, Alice psicóloga, Jazz publicista, Rose diseñadora y Edward...Medicina, sí, teníamos que estudiar la misma carrera, mismos horarios, mismas clases, ¿por qué el destino me odiaba?, ¿tenía que aceptar cómo Edward coqueteaba con todas las chicas de la universidad las 24 horas del día los siete días de la semana los 365 días del año?

-¡llegamos!- chilló Nessie brincando en su asiento, respiré profundo para calmar mis nervios, Emmet estacionó el auto en la casa, wow, las fotos no le hacían justicia, era enorme, con una fachada increíble, era más bien una cabaña, hecha de madera completamente, el baniz le daba un brillo especial, con ventanales enormes, el jardin era hermoso, mucho pasto, habían dos árboles, si no me equivocó era un manzano y un naranjo, con muchas flores, había una terraza por donde se podía ver la playa, calculo que uno se demoraría unos cinco minutos en llegar caminando a ella, en fin, la casa era increíble, debíamos llamar a Carlisle y agradecerle por milésima vez.
-¡es increíblemente hermosa!- chilló Alice saliendo repentinamente de la puerta de la casa, la miré divertida, estaba dando saltitos en la entrada con una sonrisa literalmente de oreja a oreja.

-calma, Ali- le dije bajándome del jeep, palmeé su hombro y entre en la casa, wow, increíble se quedaba corto, era como esas cabañas de revista, de en sueños, esas que imaginas cuando escuchas "vacaciones en el caribe", tan hogareña y tropical y rústica y...no sé como describirla, era increíble, me acerqué a las escaleras y comencé a subir, según Carlisle todas las piezas estaban arriba, cuando llegué al final de la larga escalera me quedé como tonta mirando en gran, en serio, gran pasillo que guiaba a todas las piezas, en cada puerta había un papel que tenía el nombre de cada uno, estaban escritos con la caligráfica letra de Carlisle, sonreí al ver toda la dedicación que tomó en esto, pero de lo que estaba segura es de que Esme había decorado al casa, ella junto con mi madre eran las diseñadoras de interiores más solicitadas de norteamérica, ellas se conocen desde pequeñas y siempre fue ese su sueño, por eso no fue raro encontrar en primera plana el accidente de mis padres, pero eso lo superé, me daba igual la prensa. Seguí caminando por el pasillo que no era para nada estrecho, estoy segura que los ocho caeríamos en él sin sentirnos incómodos, como sea, seguí caminando hasta encontrar mi habitación que era la última del lado derecho, ¡y que sorpresa!, la última del lado izquierdo era la de Edward, escucharé sus orgasmos ya que estarán en frente de mi pieza, ¡genial!, nótese el sarcasmo. Quité el papel de mi puerta, al lado contrario de donde decia mi nombre había una nota, pero esta era la letra de Esme.
"Bella, con tu madre teníamos este proyecto en mente hace años, diseñé tu cuarto como ambas lo habíamos previsto, espero que te guste, suerte con la universidad. Trata de cuidar a los demás, sé que eres la más responsable de todos, besos, Esme."



La nota me enterneció mucho, casi se me escapa una lágrima al recordar a mi madre, pero me contuve, giré la manilla y abrí la puerta, me quedé petrificada al ver lo que estaba viendo, ¡oh my god!, era literalmente la pieza de mis sueños, todas las paredes de madera, ya que toda la cabaña era de amdera, la cama era de roble con la cabecera tallada, era hermosa, con un cobertor morado y muchos cojines morado oscuro, una mesita a su lado con una lámpara y un retrato, me fijé en la foto, eran mis padres, sonreí aliviadamente, siempre tendría a mis padres en mis recuerdos. Segui explorando mi habitación, había un escritorio con mi notebook y algunos libros gigantes de medicina, mi vieja pero querida guitarra estaba apoyada al lado del escritorio, pero lo que más me asombraba y gustaba, lo que más me hacia querer llamar a Esme y darle mil gracias, fue la pequeña librería que tenia en una pared, un estante con unos cien libros, pude reconocer "Romeo & Julieta", "Orgullo & Prejuicio", "sentido & Sensibilidad", "el huésped", entre otros que aún no había leído pero que moría por leer, en otra pared estaba el plasma gigante con el DVD abajo, habían algunas películas, apostaría cualquier cosa al decir que ahí se encontraba "Romeo & Julieta" y "orgullo & prejuicio", Esme jamás olvidaría que son algunas de las muchas películas que me gustaban, al lado del plasma gigante había un mini componente bastante moderno con algunos CD`s nuevos, me acerqué a ver la colección, yo no tenía ningún CD ya que siempre escuchaba con mi mp4... Entre los CD`s estaba Muse, Coldplay, Radiohead, The Killers, Weezer, Pear Jam, 30 seconds to mars y muchos otros que ciertamente amaba, la verdad es que a mi me gustaba el rock alternativo, además de la música clásica, pude ver un CD de Debussy, eso era bueno, cuando estudie lo pondré, seguí caminando por mi habitación hasta que un grito agudo, estaba segura que era Alice, me hizo parar en seco, caminé hasta la puerta donde decía "Alice" y la abrí, allí estaba ella parada con los ojos como platos viendo un sofá largo de esos que hay cuando vas al psicólogo pero en color rosa.
-¡míralo Bella, es perfecto!- rodé los ojos por el comentario de Alice, ¡tanto alboroto por un sillón!
-sí, Alice, veo el sillón, pero ¿qué tiene de bueno?, es solo un sillón- Alice me miró como si quisiera matarme cuando dije eso.
-Isabella Marie Swan ¿de qué mierda estás hablando?- chilló con todas sus fuerzas haciendo que a los segundos todos los demás estuvieran en la puerta de su habitación para ver qué pasaba, rodeé los ojos, ¿por qué hacía esto?
-estás loca, Alice- le dije cruzándome de brazos, ella me sacó la lengua y también se cruzó de brazos.
-¿qué les pasa?- preguntó Rose entrando, la única que se atrevió.
-¡mira mi sillón!- volvió a chillar Alice cambiando su estado de ánimo volviendo a ser eufórica.
-wow, vas a poder psicosiarnos a todos, ¡felicidades!- Rose sonrió pero yo sabía lo que ella pensaba: "mierda, tendré que pasar tres horas semanales sentada en ese sillón mientras Alice juego a la psicóloga", sí, eso era lo que ella pensaba, pero era nuestra amiga así que debíamos soportar cualquier cosa.
-¿por qué le gritabas a la pobrecita de Bella?- preguntó Emmet con falsa inocencia, aún nadie se atrevía a dar un paso más allá de la puerta.
-por qué me dijo "sí Alice veo el sillón, ¿pero qué tiene de bueno?, es solo un sillón2- le contestó Ali haciendo una muy buena imitación de mi voz y mis gestos.
-bueno, siento no tener la mentalidad psicologista- agité mis brazos a mi alrededor, quería salir de ahí y encerrarme en mi pieza, no estaba de ánimos para una pelea.
-para, para, para- Alice puso sus manos en mis hombros y me miró seriamente- ¿por qué ese ánimo?- ahora su voz sonó amable, como si estuviera hablando con una niñita, ¿qué pretendía?
-pues no lo sé- me senté en el maldito sillón rosa y me crucé de brazos.
-Bella, calma, puedes decírmelo- Alice se sentó en una silla que estaba al lado del sillón cruzando sus piernas.
-es que ni siquiera lo sé- suspiré y vi el maldito sillón en el que estaba sentada, me dieron ganas de acostarme, se veía tan cómodo, y así lo hice, me recosté poniendo mis manos en mi estómago y mirando al techo.
-haber, ¿estás así desde que llegamos?- Alice tomó una libreta y comenzó a anotar cosas.
-sí, creo.
-¿no te gusto la casa, el entorno, tu habitación, cuál es el problema?- Alice me miró fijamente como si estuviera leyendo mi rostro, eso me inquietó un poco.
-no, es que no sé si esto es lo que quiero, o lo que me conviene- hice una mueca y volví a suspirar.
-¿te refieres a tu carrera?
-sí, me gusta la medicina, pero lo hago más por mis padres, ellos soñaban con eso pero yo no, ya sabes cuál siempre ha sido mi sueño- miré al techo para no encontrarme con los ojos de Alice que me ponían nerviosa.
-¿te refieres a tú y tu guitarra?- el tono de Alice era comprensivo, miré su rostro y ella me sonreía, comenzó a anotar algunas cosas- ¿no te importa el dinero?, como doctora tienes un futuro asegurado, en cambio como músico es todo muy ámbiguo, puede que salgas adelante como puede que no.
-no, prefiero hacer lo que de verdad me gusta- le contesté sin pensarlo dos veces, la volví a mirar, miré donde estaba, en el maldito sillón, esperen un momento, yo estaba acostada en el sillón, Alice estaba sentada en esa silla anotando cosas que no tenía idea qué diablos eran, o sea, ¡ella me estaba psicosiando!, my god caí en su trampa, por inercia me salió un grito de terror parándome como si mi alma se la llevara el diablo, apunté a Alice con una dedo acusatoriamente- ¡me estás psicosiando!
-sí, ¡estrenaste el sillón, Bellita!- me sonrió abriendo sus brazos para darme un abrazo.
-¡aléjate de mí pequeña demonio!- me di vuelta para empezar a caminar hacia mi pieza pero me paré en seco al ver que Jake, Nessie, Emmet, Rose y Edward estaban parados aguantando la risa a penas mirando la maldita escena que habíamos creado- no estoy de ánimos para esto- los miré seriamente cruzándome de brazos y taconeando mis converse contra el suelo haciendo un ruido molestoso esperando que ellos salieron de la maldita puerta, Emmet no se aguantó su estúpida risa y comenzó a carcajearse como loco, pero al menos Nessie me dio un pequeño espacio para salir mientras se le escapaba una risita- locos- murmuré mientras cerraba la puerta de mi alcoba con un portazo.
-¡no des portazos, hermana!- me gritó Emmet reprendiéndome, reprimí un grito y me tiré en mi cómoda cama, giré mi cabeza para mirar la foto de mis padres, ahí estaban ellos, contentos, abrazados, como me gustaría volver a esos tiempos, pero lo que más me preocupaba era no poder hacer lo que quería, la verdad es que ni siquiera sabía que diablos quería.
Toc, toc, toc... Los golpes en la puerta interrumpieron que desgastara mi mente tratando de pensar en una respuesta inexistente.
-pase- dije tratando de sonar más alegre, no quería empezar mi primer día aquí depresivamente.
-permiso- Alice asomó su pequeña cabezita de duende con una sonrisa de oreja a oreja- te tengo una sorpresa- ella aún seguía con medio cuerpo detrás de la puerta, como esperando que le diera permiso de entrar, ni que fuera tan peligrosa, le hice un gesto con la mano para que pasara, ella se relajó con un suspiro y entró para luego sentarse a una orilla de la cama.
-¿cuál es mi sorpresa?- le pregunté con un poco más de entusiasmo.
-sé que no puedes decidirte entre lo que te gusta y lo que te conviene, pero yo tengo la solución a este problema.
-¿y cuál es?- la insité a que siguiera, estaba abierta a opiniones si eso me ayudaba, y no podía negar que estaba entusiasmada al tener algo más de esperanza.
-pues seguirás estudiando medicina pero sin descuidar tus talentos- la miré enarcando una ceja, ese era el plan desde el principio, pero yo no quería solo tocar guitarra en mi pieza...
-¿y cuál es la sorpresa?
-pues aquí va, a dos cuadras de nuestra casa hay un café donde van todos los universitarios, ahí hay micrófono abierto para todo el que quiera, van muchos jóvenes que quieren desestresarse un poco, siempre está abarrotado de gente y se aprecia mucho la música, entonces puedes anotarte en algún día de la semana, cantas unas cuantas canciones y ves si es que te gusta el mundo de los músicos- Alice me quedó mirando expectante, buscando algún signo de aceptación de mi parte, pensándolo bien no estaría mal, podría desahogarme, también descrubrir si es que soy buena para estar en un escenario y además no dejaré mi carrera de medicina, tendré un poco de ambas.
-me gusta la idea- dije con una sonrisa entusiasta.
-esa es mi Bella, ves, era solo hacer un poco de equilibrio entre ambas cosas, ahora vamos abajo, pidieron pizza, ¡yummy!- Alice se lamió los labios sobreactuando un poco, yo asentí con una gran sonrisa en mi rostro, bajamos al comedor guiadas por el rico olor a salsa de tomate, orégano y queso, se me abrió el apetito de inmediato.
-miren nada más, si parecen hipnotizadas por la comida- Emmet se rió de nuestras caras casi babosas al ver las dos enormes pizzas en la mesa, pero yo no podía quitar la vista de esas pizzas, ¡son mi perdición!, tenía tanta hambre, me senté en la mesa esperando a que Emmet se apurara en servir los pedazos, pero este al ver nuestra desesperación comenzó a moverse a velocidad caracol, hasta pestañeaba despacio, mi irritación iba aumentando cada vez más, pero no era la única, ya que Rose no aguantó ni los treinta segundos.
-dame ese cuchillo- casi le gritó arrebatándole el cuchillo de la mano y cortando los trozos equitativos tan rápido que me impresionó su proligidad, Rose sacó un pedazo y se lo llevó a la boca, cuando el queso derritió sus pupilas gustativas ella soltó un gemido que casi pareció un orgasmo, hasta cerró los ojos como si estuviera en otro mundo, ¿tanta hambre tenía?, después de un rato de masticar abrió los ojos encontrándose con nuestros interrogatorios rostros- ¿qué?, no he comido en todo el día, mi quipaje no se hace solo- rodó los ojos mientras se volvía a sentar en su asiento. Ver comer así a Rose me dio hambre y mucha, así que estiré la mano para sacar un trozo, pero por ser tan golosa me encontré con la mano de otra persona que justo había querido el mismo pedazo que yo, saqué la mirada de mi trozo lista para luchar por él, pero cuando me encontré con esas dos orbes verde no pude hacer más que quedarme anonada, diablos, de las ocho personas que había en la mesa justo tenía que ser Edward el que quería el mismo pedazo que yo, solo pude sonreírle y quitar mi mano para buscar otro trozo.
-no Bella, no te preocupes, toma este- para mi sorpresa Edward me cedió el pedazo tomando otro, ¡que tierno!
-gracias- tomé el pedazo que desde le principio había querido, encantada por el gesto de Edward, sabía que no había sido mucho pero para mi era demasiado, ya que creo que la última vez que hablamos fue en el hospital.
-no hay de qué- me contestó con una sonrisa torcida, el sonrojó fue casi instantáneo, ¡que vergüenza!, ¿por qué no me pongó un letrero de "te amo"?, sería menos obvio que mi sonrojo solo por una de sus sonrisas, ni siquiera por un cumplido, ¡solo por sus sonrisas!, creo que es un poco exagerado, en fin, mejor me concentró en comer, sin darme cuenta me había comido la mitad de min pedazo de pizza... A los quince minutos ya iba por mi tercer pedazo, ¡es que mudarse da mucha hambre!
-wow hermanita, has comido mucho, esos pedazos son bastante grandes, ¿no has pensado en que puedes engordar?- ya venía Emmet con sus bromas pesadas.
-no resultará de nuevo, Emmet, sé que solo quieres molestarme, además yo no estoy gorda.
-pero puedes llegar a estarlo, solo imagina, el estrés de la universidad no te dejará tiempo para comer sano ni preocuparte de tu cuerpo, te dejarás estar, comerás comida chatarra, engordarás y te saldrán espinillas por todos los chocolates diarios que comerás solo para sentir algo dulce en un día agrio entre los gigantes libros de medicina, sentirás que tus pantalones están más apretados, tu bikini no se verá tan bien como antes, tu estómago ya no será plano, la celulitis atacará tus piernas, luego vendrán las entrías, comenzarás a psicosiarte, te pondrás sedentaria...
-¡ya para!, es no me pasará- lo corté antes de que siguiera metiendo en mi cabeza el bichito de la duda.
-le puede pasar a cualquiera, Bells, solo te estoy previniendo por tu bien, si yo fuera tú me cuidaría un poco, ya sabes, fiestas universitarias en la playa cada semana, siempre son con bikini, no querrás ser la unica con un traje de baño de una pieza, imagínate, sé que estás dudando, yo sé que...
-¡para, para!- me tapé los oídos tratando de no escucharlo, esto era un inferno, imaginarme gorda, sentada en un sofá, al estilo homero simpson, con un control en la mano y una bolsa de papas fritas en la otra, ¡dios no!, Emmet lo hizo de nuevo.
-yo solo digo, hermana, yo solo digo- ¡cállenlo!, saqué mis manos de mis oídos ya que no servía de nada.
-no me pasará.
-puede que sí- gemí de desesperación, aunque estaba dudando seriamente, comence a tocar mi cadera, no tenía nada de sobra, mi pantalón no estaba ajustado, toqué mi estómago, era plano, por un momento creí que de la nada había engordado- ves, estás dudando- Emmet seguía con lo mismo, aunque tenía razón, podía pasarme, era lo más probable, si solo me dedicaba a mi carrera, ¡mierda sí tenía razón!
-tienes razón- comencé a desesperarme buscando una solución, de repente se me prendió el foco- todos los días saldré a correr a la playa a correr cinco kilómetros matutinos, sí, eos haré, comeré solo ensaladas, aunque no puedo dejar de consumir proteinas, solo comeré lo justo y necesario, nada comida chatarra- miré mi pedazo de pizza en el plato, tan apetitoso, tan exquisito, tan...¡no!, estaba pasando, corrí plato hacia adelante reusándome a comer carbohidratos de más.
-¡esa es mi hermana!, me acompañarás todos los días a correr por la playa y luego nos damos un chapuzón en la piscina.
-¿tenemos piscina?- le pregunté con una ceja levantada, ¿para qué?, estábamos en frente del mar.
-no lo sé, pero es genial, ¡imagínate todas las fiestas que podrems hacer en el patio!, hay una piscina, una parrilla, un mini componente con parlantes enormes- Alice se puso eufórica ante la idea, Esme tenía razón al decir que yo era la más responsable de los ocho.
-¡podríamos hacer una fiesta de inauguración!- saltó Jake con una sonrisa deslumbrante, me carcajeé de su entusiasmo, ellos solo pensaban en las fiestas universitarias.
-así es, pero algo entre los ocho, cuando tengamos más amigos hacemos un reventón- opinó Nessie con una sonrisa divertida tirando de un brazo de Jake para que se sentara.
-claro, haremos eso, además aquí nunca llueve, aunque sea invierno, podemos hacer una piscinada- concluyó Edward comiendo otro trozo de pizza, ¡que tentación!, aunque en estos momentos no sabía que me tentaba más, o Edward...o la pizza.

Nota de autor: para las que no sabían estaba de vacaciones!, y lo había dicho!, pero bueno, les aviso altiro que lo más probable es que me vuelva a ir...sí, vacaciones agitadas :D, en fin, trataré de subir seguido para aprovechar los días que tendré internet :P

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