viernes, 27 de noviembre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 49: "decaimiento"



-aaww, ¡te juro que no entiendo nada!- casi grité de lo frustrada que estaba, Edward trataba de ayudarme en trigonometría, aunque sería un milagro que entendiera, no me cabía en la cabeza como podía manejarse tanto con los números, todo lo contrario pasaba conmigo, entre los números y yo había un sentimiento mutuo de puro odio.
-calma, amor, mira, solo tienes que correr esta x aquí, luego bajar esto, lo resuelves, quitas la x cambiándola de lugar, y listo, así de fácil- lo miré incrédula, ¿así de fácil?, ¡maldición que fácil! (nótese el sarcasmo)
-Edward, porque simplemente no te rindes, ¡es imposible!
-pues, haré lo imposible para que entiendas- me regaló una sonrisa torcida, justo cuando yo iba a comenzar a protestar, el timbre me salvó, suspiré aliviada, ¡Sí!
-vamos, amor- tomé su mano y lo llevé hasta afuera, volví a suspirar al estar lejos de ese horrible salón.
-si que odias los números- dijo Edward con una sonrisa divertida al ver mi bipolar cambio, de frustrada a totalmente entusiasmada, casi saltando por los pasillos.
-demasiado, aunque te tengo a ti, siempre me salvas, eres mi superman personal- me reí por lo real de mi comentario, luego me puse en puntillas para darle un rápido beso en los labios, pero cuando me iba a separar Edward enredó sus dedos en mi cabello y me acercó más a él, mi sonrisa se ensanchó, era tan perfecto, pero justo cuando el beso subía de tono Edward se separó bruscamente, demasiado brusco… Lo miré confusa, pero él no me miraba a mí, seguí el camino de su fría mirada, ahí estaba Jacob, ah!, él había empujado a Edward interrumpiendo nuestro beso, ¡estúpido!
-¿qué quieres chucho?- le preguntó Jacob despectivamente.
-nada contigo, chupasangre, anda a matar a alguien, ¿quieres?- odie el tono lleno de furia de ambos, diablos, ¿qué podía hacer en una situación así?, piensa, Bella, piensa, auuu!, de la nada me llegó una puntada demasiado fuerte en la cabeza, no, no, por favor no!, ahora no, conozco esas puntadas, ¡maldición!
-¿por qué no te vas a echar por ahí?, estamos ocupados por si no te habías dado cuenta- Edward me tomó por la cintura acercándome a su pecho, otra puntada me atacó, mucho más fuerte que la otra, tenía ganas de gritar, pero debía aguantar, debía ser fuerte, ¡vamos Bella!- ¿Bella?, ¿qué te pasa?- me preguntó Edward preocupado poniendo su mano en mi mejilla y acariciándola, pero de la nada la gran mano de Jake sacó la de Edward de mi mejilla con un golpe rápido, Edward lo miró furioso, debía detener esto, pero simplemente no podía, me sentía totalmente mareada, veía borroso, no podía pensar bien, lo único que pasaba por mi mente era detener la pelea, y el dolor, oh diablos sí!, el dolor me estaba matando por dentro, me estaba consumiendo por dentro tanto como si yo fuera gasolina y él un intenso y despiadado fuego, pero debía seguir, vamos Bella levanta el rostro, me hice caso a mi misma (lo sé suena estúpido) y alcé la cabeza para ver a Edward mirar con furia y odio a Jake, y a este temblando peligrosamente.
-chicos, cálmense, por fav…- no pude completar la frase, comencé a toser fuertemente, me tapé la boca con las manos, maldición, ya sabía lo que pasaría ahora.
-¡BELLA!- gritaron los dos al unísono para luego volver a mirarse con odio, en sus ojos se leía claramente la frase “cállate, ella es mía”, pero no pudieron seguir odiándose, ya que capté toda su atención cuando me caí al suelo, sin poder controlar mis impulsos, mis pierna flaquearon abandonándome totalmente, comencé a ahogarme con tanta tos, era demasiado, me estaba atragantando, ¿por qué no lo recordé antes?, ya era tarde para arrepentirse, yo solo seguía tosiendo incontrolablemente con los ojos cerrados, sentí una fuerte brisa a mi alrededor, luego bajo de mí una superficie blanda, abrí los ojos para encontrarme con seis pares de ojos mirándome fijamente.
-Bella, mírame, ¿qué te pasa?- me preguntó Edward desesperado, quise responderle pero ni siquiera pude pensar en algo mientras mi garganta se apretaba con sí misma peligrosamente, ya no podía respirar, aunque ese no era un gran problema, lo que más me preocupó fue la fuertísima jaqueca que me atacó, sentía cada milímetro de mi cabeza contraerse, ¡dios paren este dolor!
*Narra Edward*
‘¡dios paren este dolor!’, no sabía que mierda hacer en este maldito momento, Bella se retorcía de dolor, podía sentir su intensidad, ni siquiera sus pensamientos eran coherentes, deseaba saber lo que le pasaba, poder hacer algo, pero solo esparcía mis manos por su cuerpo tratando de, inútilmente, calmar el dolor, mientras mis hermanos y el chucho nos miraban igual de desesperados que yo, ya no aguantaba más, no podía, sus pensamientos de preocupación, los retorcidos pensamientos de Bella, su cuerpo temblando por convulsiones que acababan de empezar, ¡no sabía que hacer!
-Bella, por favor, Bella, háblame, Bella, mírame, Bella, no me dejes por favor, no me dejes, por favor, por favor, no, no, no, Bella, amor mío por favor, no- solo podía suplicarle a Bella que no me dejara, nada se me ocurría, ninguna forma de ayudarla, era un inútil, m a l d i c i ó n!, observé a Bella, su estado empeoraba tanto como mi desesperación, su piel empalideció más, ya no tenía su hermoso rubor, su corazón comenzó a latir más lento, ya no respiraba, solo se atragantaba, podía sentir su corazón ir más lento, diez latidos por minuto, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno, no, no, ya que me habían acabo los números, como los latidos de Bella, su corazón ya no palpitaba, ella ya no respiraba, Bella estaba…estaba, no podía decirlo, vamos Edward hay algo que debas hacer, ¡no puedes dejar que muera, maldición!, comencé a buscar algún pensamiento de Bella, cualquier cosa, aún se podían escuchar pequeños susurros de su mente, ¡Bella aún estaba viva!, debe ser la poca ponzoña que quedaba en su sangre…de repente sentí una imagen donde Bella estaba convulsionándose, igual que hace unos minutos, luego Marco la mordió, ella empezó a gritar y luego volvió a ser la misma, volví a la realidad, Bella seguía en ese estado de inconsciencia, yo sabía que estaba viva, le quedaba muy poca ponzoña, o eso era lo que yo había entendido…daba igual, intentaría cualquier cosa, acerqué mis labios a su cuello, su increíble cuello, tuve ganas de besarlo, pero no podía dejarme llevar por mis deseos carnales ahora, sin más puse mis colmillos en su delicada piel y la atravesé, o traté de hacerlo, su piel no era tan delicada, era dura, incluso más que la de un vampiro, la mordí con todas mis fuerzas hasta que me dolieron los dientes y al fin pude atravesar su piel, lo primero que sentí fue la ponzoña, lo segundo fue su sangre, dios, esa sangre que no había podido oler en su esplendor gracias a la ponzoña ahora la estaba saboreando, ¡era demasiado deliciosa!, no estaba listo mentalmente para esto, su sangre me llamaba a gritos, no, me cantaba, me tentaba para que la tomara hasta la última gota, no podía detenerme, hasta que recordé la dueña de esa increíblemente deliciosa sangre, Bella, mi Bells, no le podía hacer esto, claro que no, ella no se lo merecía, debía salvarla, no terminar de matarla, saqué mis colmillos en un movimiento rápido y brusco mientras sentía las miradas de los demás a mis espaldas, pero toda mi atención la tenía Bella, vamos Bella despierta, por favor Bella no me dejes, no puedo vivir sin ti, por favor, por favor, Bella mía no me dejes, acaricié su mejilla, su cabello, su cuello, sus labios, su nariz, sus párpados, vamos amor mío tú puedes, abre esos bellos ojos, déjame perderme en ese mar de chocolate solo una vez más, por favor, te necesito, en ese momento escuché mi sonido favorito en todo el mundo, un bajo y solitario latido, solo uno, pero eso me dio una esperanza inquebrantable, tomé la mano derecha de Bella y la acaricié dándole ánimos, vamos, por favor, otro latido, sí, Bella, respira por favor, haz que ese corazón tuyo siga latiendo, amor, vamos, un jadeo de su parte, vamos Bella puedes más, un tercer latido, de repente, dándome un susto, su corazón comenzó a latir como un colibrí mueve sus alas, era increíble, su corazón iba casi al cuádruple de lo que realmente debería ir, era, simplemente imposible, su respiración volvió, pero demasiado agitada, casi llegaba a ir al compás de su corazón, casi, abrí los ojos como platos, tal vez empeoré todo… Bella abrió los ojos de golpe y me miró con el dolor grabado en sus pupilas, le devolví la mirada con agonía, seguía en lo mismo de antes, ¿qué diablos podía hacer ahora?, su corazón volvió a sorprenderme cuando comenzó a ir a su velocidad normal, después de un minuto y treinta y siete segundos interminables su respiración se calmó, me volvió a mirar pero ahora con alegría, se incorporó en un segundo y me abrazó, yo le devolví el abrazo, totalmente impresionado, pero con ganas.
-Edward, Edward, Edward- susurró asustada.

-calma amor, estoy aquí, no dejaré que nada malo te pase, cálmate, Bella, estoy aquí- murmuré acariciando su espalda, ella se pegó más a mi cuerpo, yo la senté en mi regazo y la abracé más fuerte.
-¿puedes explicarnos que diablos te pasó?- preguntó el estúpido chucho.
-lo siento- susurró Bella con la cabeza aún escondida en mi pecho.
-no queremos una disculpa, queremos una explicación, nos tienes totalmente preocupados- susurró Alice con su voz quebrada, Bella, al oírla, levantó la cabeza y suspiró fuertemente.
-bueno, yo soy algo rara…
-ya nos dimos cuenta- dijo Emmet ganándose una mirada reprobatoria de todos, excepto de Bella.
-pues la ponzoña de mi cuerpo, cada cierto tiempo, se agota, primero me fallan los pulmones, ya que no hay suficiente ponzoña para hacerlos funcionar, luego mi cuerpo se corta, me siento totalmente decaída, mi cabeza se contrae dándome fuertes dolores, por último mi corazón deja de latir, en ese doloroso proceso, horrible por cierto, la ponzoña se va agotando más rápido, sino me muerden simplemente muero- volvió a suspirar y luego me miró, puso una mano en mi mejilla y la acarició suavemente- gracias por salvarme amor, ya te lo dije, siempre serás mi superman- me sonrió agradecida.
-no fue nada, pero por favor la próxima vez avísame, no sabes cuanto me preocupé, pensé que te perdería- la miré apenado y ella puso la otra mano en mi otra mejilla.
-no digas eso, siempre estaré aquí, nunca me perderás, siempre estaremos juntos- se acercó a mis labios y me dio un cálido beso, yo suspiré en su boca, estaba mucho más aliviado ahora que sentía sus labios de nuevo, dios que sensación, no me cansaba de sentirla, ahora fue Bella quien suspiró haciendo que su aliento entrara en mi boca, una ola de deseo llegó a mí, ¡lo que Bella hacía en mí simplemente por respirar!

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