martes, 10 de noviembre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 42: "enredo"


nota de autora: lo siento, pero solo para ustedes les dejo un capi larguísimo y buenísimo aeaeea xD


-¡despierta!, ¡Edward, despierta!, ¡DESPIERTA DORMILÓN!- escuchaba como la duende que tengo por hermana me gritaba en la oreja, pero no quería despertar, después de haber estado 100 años sin dormir, yo solo quería disfrutar de este milagro.
-Edward, vamos a llegar tarde, eres el único que falta, Bella ya se fue a bañar, ¡apúrate!- mi otra querida hermanita, nótese el sarcasmo, ni Rose ni Alice me dejaban tranquilo.
-¡DESPIERTA!- gritaron las dos haciendo que yo me tapara los oídos, ¡ouch!
-ya, ya, casi me dejan sordo- alegué incorporándome en la cama.
-vamos, hermanito, te espera una ducha caliente para que te saques esa cara de estúpido que llevas- dijo Alice sonriente.
-vamos, Eddie- Rose me tiró del brazo haciendo que me levantara-te quiero hermanito, pero no quiero llegar tarde- me empujó hasta el pasillo y luego hasta una puerta que supuse que era el baño- diez minutos, no más- Rose abrió la puerta y me metió en el bañó, era lindo, de esos que vez en las revistas de las mejores diez casas del mundo, todo rústico, como era la cabaña-mansión de Bells, me metí a la bañera y me di una ducha rápida, no más de cinco minutos, me puse una toalla alrededor de mi cintura dejándome el pecho descubierto y luego abrí la puerta para encontrarme con Bella en una diminuta toalla que dejaba ver sus maravillosas piernas saliendo por la puerta de enfrente, la cual también era un baño.
-hola Edward- dijo sonrojándose, al parecer se dio cuenta de que yo la miraba de arriba abajo deleitándome con ella.
-hola Bella, ¿cómo dormiste?
-bien- dijo mientras caminaba hacia la puerta de su habitación, pero su pie se enredó con la alfombra del pasillo haciendo que ella se tropezara, pero jamás dejaría que mi Bella se hiciera daño, con un rápido movimiento humano la atrapé por la cintura antes de que se cayera, elevándola un poco del piso, podía sentir sus curvas bajo esa toalla, la cual solo con un pequeño tirón desaparecería.
-¿estás bien?- le pregunté mientras me fijaba en la posición en la cual estábamos, yo tenía mis manos en su cintura sin dejar que ella tocara el piso y ella tenía sus manos en mi cuello, pero lo más interesante, era que nuestros rostros estaban a tan pocos centímetros…
-sí- respiró profundo dos veces- incluso siendo humano eres rápido- murmuró haciendo que su aliento chocara con mi cara, le regalé una sonrisa torcida haciendo que su corazón fuera más rápido, apretó más su agarré en mi cuello haciendo que nuestros rostros se juntaran un poco más, ya podía sentir el sabor de sus labios, tan exquisitos, tan tentadores, tan cerca de los míos, era como si Bella me los entregara en bandeja, ‘Edward, bésame ya, ambos lo queremos, ¿para que te haces de rogar?’, mi sonrisa se ensanchó con el pensamiento de Bella haciendo que ella me regalara una hermosa sonrisa en respuesta, sin más demora acerqué mis labios a los de ella y los rocé, disfrutando del momento previo al beso, el momento en el que solo pienso en Bella, sus labios, mis manos en su cintura y sus manos acariciando mi cabello, junté nuestros labios abriendo la boca ligeramente, el corazón de Bella iba en una carrera desenfrenada, pasé mi lengua por su carnoso labio inferior y ella abrió su boca dejándole el paso libre a mi lengua, sentí cada parte de su boca, en estos momentos solo le agradecía a dios porque haya puesto esa alfombra en el pasillo, Bella pasó sus piernas por mi cintura apretándome contra ella, el beso ya no era nada dulce, la apoyé en la pared más próxima, pero Bella, en un movimiento rápido, abrió la puerta del baño y nos metió a ambos en él, ¿cómo lo hizo con sus pierna y sus manos abrazándome?, la verdad es que me importaba bien poco, lo único que ocupaba toda mi atención era Bella.
-¡EDWARD, BELLA, DEJEN DE JUGAR, PERVERTIDOS!- gritó Alice desde el pasillo pero ninguno de los dos le hicimos caso.
-¡VAMOS A LLEGAR TARDE!- gritó Rose.
-¡EN LA NOCHE PODRÁN HACER TODO LO QUE QUIERAN, TORTOLITOS!- gritó Emmet soltando una carcajada, Bella lentamente se alejó de mis labios dejándonos a ambos con la respiración agitada, me miró a los ojos, esos hermosos orbes chocolatados, tan profundos, no tardé en perderme en ese mar de chocolate.
-Edward, sería mejor que me bajes para poder vestirme- susurró Bella con una sonrisa torcida, ahí me di cuenta de que yo la tenía aprisionada contra la pared, aunque ella seguía con sus piernas alrededor de mi cintura, ¡no quería dejarla ir!, pero debía hacerlo, si llegábamos tarde Alice nos mataba, la dejé tocar el suelo, casi se le cae la toalla pero logró tomarla, menos mal aún conservaba mi toalla, me dedicó la última sonrisa, me dio un corto beso en los labios y se fue dejándome como un estúpido parado en el mismo lugar en el que ella me deslumbró, ¡quería seguir probando las maravillas de esa boca!
-EDWARD, APÚRATE!- volvió a gritar Alice.

-¡YA VOY!- caminé hacia mi pieza, ahí encontré un conjunto, Alice…, aunque no me molestaba, así hacia feliz a mi hermanita, me vestí con los jeans azules desgastados, una polera, una chaqueta, por lo menos iría “ a la moda de Alice”
-¡BAJA, EDDIE!- gritó Emmet desde la cocina, bajé corriendo y me encontré con todos mis hermanos, Jacob y Bella desayunando, todos me regalaron una sonrisa, pero Bella además se sonrojó.
-buenos días, ¡me encanta ese conjunto que te elegí!- Alice siempre tan eufórica…
-gracias, Ali- me senté en la mesa y comencé a desayunar.
-dios, apúrense, nos quedan diez minutos o llegamos tarde- chilló Rose.
-nunca en mi vida he llegado tarde y nunca llegaré tarde- susurró Alice entrecerrando los ojos, ni que fuera una cosa de vida o muerte- vamos, todos saquen una fruta y muévanse.
-pero yo no he comido nada- alegué.
-por ti no me preocupo Edward, te devoraste a Bella- Emmet se rió hasta casi llegar al piso por el comentario de Alice, yo solo la fulminé con la mirada mientras Bella se sonrojaba- no me mires así, ¡MUÉVANSE!- nos gritó, todos se pararon y fueron a los autos, con los gritos de Alice llegamos a los cinco minutos al instituto, aunque me dolía un poco la cabeza.
-dios, Alice, eres un pequeño demonio- alegó Bella.
-pero llegamos con cinco minutos de sobra- dijo con una sonrisa de suficiencia.
-ya, vamos, caminen- dijo el chucho carcajeándose.
-woo, trigonometría, mi gozo en un pozo- nótese el sarcasmo en el comentario de Bella.
-calma, Bella, Edward te ayudará y no solo con trigonometría- Emmet movió las cejas de arriba hacia abajo insinuando lo que todos sabíamos.
-Emmet o te callas o te lanzó por un acantilado sin mover un dedo- lo amenazó Bella haciendo que ahora yo me riera.
-que temperamental, Bellita- dijo Jasper con una sonrisa burlona.
-mi problema, Jazzy- contestó ella rodando los ojos, justo en ese momento tocó la campana- vamos, antes de que lleguemos tarde y Alice nos mate- entramos a la sala de trigonometría con Alice y Jazz, Bella y yo nos sentamos en nuestro asiento justo cuando el profesor entraba.
La clase pasó sin mayores hechos, Bella no entendía casi nada de la materia, al parecer se llevaba bastante mal con los números, traté de ayudarla pero como es tan cabezota (cosa que me encanta) solo decía que los números y ella eran una mala ecuación.
-Edward- me llamó una voz mientras todos se arreglaban para salir al descanso, era Jessica.
-hola Jess- le contesté con una sonrisa cordial, no quería que se asustara por mi presencia, aunque sería lo lógico.
-hola soy Bella.
-Jessica, pero dime Jess, Edward me puso ese sobrenombre- dijo Jessica riéndose.
-tú dime Bells, Edward también me puso ese sobrenombre, cuando estábamos juntos- Bella remarco la palabra “juntos”, ¿estaba celosa?
-¿estuvieron juntos?- preguntó Jessica mientras su sonrisa se apagaba.
-sí, en Italia, pero luego Edward se fue y tuvimos que terminar, aunque donde hubo fuego cenizas quedan ¿no?- sí, estaba celosa, y era lo más tierno que había visto en mi vida.
-¿has estado en Italia, Edward?- me preguntó Jessica cambiando de tema.
-sí, es increíble- mentí, nunca en mi existencia he ido a Italia, o que yo me acuerde, tal vez cuando humano fui…
-bueno, la cosa es que los quería invitar a una fiesta que daré el sábado por mis 18, será divertido, obvio que tus hermanos están invitados- comentó Jessica dándonos dos invitaciones.
-gracias, Jess, estaremos ahí- le contestó Bella tomándome la mano, ¡me encantaban sus celos!
-ok, adiós-se fue y cerró la puerta.
-¿celosa?- le pregunté a Bella enarcando una ceja.
-sí, claro.
-adoro tu sarcasmo- dije sarcásticamente, que irónico.
-yo adoro que uses tu sarcasmo para odiar mi sarcasmo- nótese el sarcasmo en su comentario, le regalé una sonrisa torcida y ella me la devolvió- me tendrás que ayudar en trigonometría- cambió de tema.
-claro, al parecer no entendiste casi nada.
-odio los números- se defendió.
-es fácil, solo necesitas algo de ayuda.
-bueno, también me podrías ayudar en otras cosas, como dijo Alice- murmuró acercándose más a mi, y eso era algo malo, ya que su vestido morado corto que usaba con unas botas negras largas, mostrándome sus hombros y sus piernas me tentaban demasiado…
-claro- dije con una sonrisa nerviosa, ella se acercó más a mí y tomó entre sus manos el cuello de mi polera.
-me encanta tu polera- comentó con una sonrisa picarona, yo se la devolví, pero aún estaba algo nervioso, Bella estaba peligrosamente cerca de mí- te noto tenso, yo podría relajarte- Bella estaba tan cerca que podía sentir su aliento, no podía más, necesitaba sentir esos labios de nuevo- ¿te haces de rogar de nuevo?- me preguntó haciendo un pucherito que me mató, ya no pude resistir a comerme su boca, aunque este beso era mucho más pasional, ¡me encantaba!, Bella besaba increíblemente bien, puso sus manos en mi espalda y enterró sus uñas en ella, ¿por qué me hacía esto?, abrió su boca dejándome entrar, yo acepté la invitación encantado, puse mis manos en su espalda baja, bien baja, Bella juntó nuestras caderas de golpe haciendo que los dos soltáramos un gemido, ¡dios mío, esta mujer me va a matar!, no tengo idea como lo hizo, pero se subió a koala de mí, adoraba sentir sus piernas en mi cintura y sus manos acariciando mi cabello, me acerqué a la mesa que teníamos al lado, era bastante alta, así que pude poner en ella a Bella dejándola a la misma altura que la mía, nos seguimos besando mientras Bella tomaba mis manos que estaban en su espalda y las movía hasta sus muslos, su piel era tan malditamente suave, comencé a subir mis manos tocando lo más que podía de sus piernas hasta el inicio de sus muslos, Bella soltó un leve gemido en mi boca, maldición, no podía controlarme ni pensar en nada que no fuera Bella, ella comenzó a bajar sus manos por mi pecho tocando todos mis abdominales hasta llegar al final de la polera, comenzó a subirla de a poco hasta que logró sacármela, no perdí tiempo y seguí besándola, podría estar toda mi vida así y no me cansaría.
-¡EDWARD!- me separé de inmediato de Bella al escuchar la voz de Tanya gritándome, ella estaba parada con la mandíbula colgando y algunas lágrimas cayendo, ¡mal-di-ción!, había lastimado a Tanya, saqué a regañadientes las manos de los muslos de Bella.
-Tanya, yo...- no pude terminar, Tanya salió corriendo llorando a mares- ¡diablos!- tomé mi polera, me la puse en un segundo y me puse a correr tras Tanya.
-¡Edward!- escuché como Bella me llamaba, pero seguí persiguiendo a Tanya, ¿qué diablos?, no tenía idea que hacer….

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