miércoles, 13 de enero de 2010

Afortunada, Parte II: "invierno" (2)


-¿te irás conmigo a clases?- me preguntó esa voz que revolvía mis neuronas y hormonas, maldición, ¡¿por qué tenía que llegar tan endemoniadamente sexy justo cuando yo estaba desayunando?!, ¡¿por qué tiene que lograr que el delicioso pastelillo que estaba comiendo se convirtiera en algo asqueroso comparado con él?, ¡¡por qué yo tenía que delirar con él?!- Bella- me llamó Edward ya que no le había contestado, solo miraba mi pastelillo, ya no me apetecía como antes así que lo dejé a un lado antes de suspirar, apuesto a que Alice lo convenció de esa idea.
-el autobus pasa a unas cuadras de aquí, no tienes por qué preocuparte- si es que lo está, mi mente siempre apoyándome, nótese el sarcasmo, pero por lo menos mantenía mis pies en la tierra, o tal vez debajo de ella.
-vamos Bells, hay mucho espacio en mi volvo incluso para hacer otras cosas además de manejar- me miró alzando sus cejas repetidas veces, ¡estaba insinuándose?, lo miré alzando una ceja- era broma, ¿qué pasó con tu sentido del humor?- se fue al traste junto con mis esperanzas, quise contestarle, pero solo suspiré sacudiendo la cabeza, no quería recordar a mis padres, me prometí a mi misma, nada de depresiones.
-no quiero ser una molestia, además es cerca, puedo ir hasta caminando.
-te demorarías más de media hora.
-está el autobus.
-estoy yo.
-prefiero el autobus- me miró con una expresión de fingida indignación.
-¿prefieres un autobus a mi volvo?, auch eso duele- dijo tocándose el corazón con una mano, claro él era un amante de los autos, más bien de su auto, su amado volvo, ¿a cuántas chicas se habrá tirado ahí?
-no lo prefiero, pero es más reconfortable saber que puedo hacerlo por mi misma- saltó la chica independiente que tenía en mí.
-vamos, es solo un favor, no pediré nada a cambio, no me cuesta nada llevarte, eres como de la familia, casi una hermana- ¡auch, eso si que dolió!, ¡yo no quería que me viera como una hermana, pero bueno, mejor eso que nada, ¡no!, prefería nada antes que eso, era más fácil pasar de nada a su novia que de hermana a su novia, bueno, ni que fuera a ser su novia...
-está bien, vámonos, las clases empiezan en quince minutos- dejé mi desayuno casi intacto en el lavaplatos.
-¿no vas a terminar de comer?- me preguntó meintras yo tomaba mi bolso, suspiré mirando hacia mis converse.
-se me quitó el apetito- caminé con la mirada gacha hacia el volvo, Edward como todo un caballero abrió la puerta para mí, musité un suave gracias antes de que cerrara la puerta y se dirigiera a su asiento, cuando entró manejó los controles del volvo, enseguida su exquisito aroma me lleno la mente dejándome momentáneamente aturdida, era por esto que no quería venirme con Edward, demasiado peligroso para ambos.
-¿ocurre algo?- me preguntó mientras yo miraba hacia la ventana, puse mi pelo en mi hombro, tratando de hacer una cortina imaginaria entre él y yo, suspiré tratando de explicarle lo que sentía, el por qué de mi comportamiento, de mi falta de humor, era difícil.
-es solo que...yo quería, digo, esperaba...imaginaba este día y...simplemente no era así- balbuceé cosas sin sentido, pero al parecer él entendió algunas cosas, para tratar de distraerme comencé a ver los cd's que tenía guardados.
-¿te refieres a tus padres?- dijo vacilante de mencionarlos o no, solo pude asentir, no sé como lo hizo, per había dado en el clavo- se recuperarán- miraba distraidamente el cd cuando la mano de Edward sujetó la mía, miré nuestras manos unidas por unos segundos antes de suspirar.
-sé que debería superarlo como mis hermanos, pero es distinto- volví mi mirada de nuevo hacia la ventana y solté mi mano de la de edward, no quería crear falsas esperanzas, yo solo era su hermana.
-¿ a qué te refieres con distinto?- mmm, cómo responder esa pregunta sin parecer patética.
-ellos tienen algo que yo no- me callé con las esperanzas de que se conformara con eso, que ilusa.
-y ese algo es...- dudé antes de contestar, traté de escoger las palabras precisas, no era muy fácil concéntrarse con su olor inundándome y su profunda mirada estudiándome.
-ellos tienen a una persona que siempre los querrá, que los apoya, que está ahí, Jake y Rose son como sus salvaciones, gracias a ellos puedon evitar mejor el dolor, crean distracciones, o simplemente anestesias, pero es algo que yo no tengo- miré hacia la ventana tras mi confesión, no quería que él pensara que estaba desesperada, aunque si lo estaba, pero solo por él.
-tienes a tus amigos- susurró mirando hacia la carretera, fijé mi vista en su perfil, lo miré unos segundos antes de contestar con voz alicaída.
-no es lo mismo- el silencio se extendió con mi melancólica confesión, volví a suspirar profundamente, yo no tenía la misma suerte que mis hermanos, tenía que hacer algo para distraerme, para distraerlo, no quería que sintiera pena por mí, me di cuenta de que seguía el cd en mis manos, lo miré ahora concentrada, Debussy, esperen, ¿debussy?, ¿de verdad a Edward le gustaba Debussy?, miré la carátula del cd, lo di vuelta buscando mi canción favorita de sus composiciones, puse el cd en la pista 5 con la mirada de Edward atenta a mis acciones, cuando la música llenó el auto pude por fin relajarme.
-¿te gusta Debussy?- me preguntó Edward con sorpresa, miré su rostro, estaba más relajado por el cambio de tema, al igual que yo.
-claro de luna me encanta.
-a mi también, no esperaba que te gustara la música clásica- me miró unos segundos con una sonrisa torcida antes de dirigir la mirada a la carretera.
-es uno de los estilos que me gusta.
-¿cuáles otros te gustan?- me preguntó con la curiosidad aflorando en su tono.
-el rock alternativo es mi favorito-contesté mirando las carátulas de sus cd's- al parecer a ti también te gusta, eso es...inesperado- tomé un cd de coldplay- me encanta- dije señalando el cd, iba a cambiar el cd pero justo Edward estacionó.
-¿podemos seguir con los cd's a la salida?, ¿o aún prefieres el autobus?- me regaló una sonrisa torcida, por como mi corazón reaccionaba, era mi favorita, me reí por su comentario, al parecer si le importaba lo que pienso.
-me encantaría- le contesté devolviéndole la sonrisa, él apagó el motor y salió, yo lo imité acomodando mi polera luego de cerrar la puerta.
-está bien, pero tengo reglas- lo miré enarcando una ceja viendo como se acercaba a mí.
-yo abro y cierro tu puerta- me regaló otra sonrisa haciendo que mi corazón se detuviera un segundo para luego latir frenéticamente.
-cla-claro- dios, tartamudeé, ¡que vergüenza!, ahora sabía por qué todas las chicas caían a sus pies, no era solo por que era terriblemente atractivo, también tenía sus encantos, si antes me había enamorado de su apariencia ahora me había enamorado de su personalidad.
-vamos a clases- dijo mientras pasaba su brazo por mi cintura y caminaba conmigo a nuestra facultad, yo estaba con una sonrisa de oreja a oreja viendo como todas las chicas se daban vuelta para vernos pasar, a él lo miraban babeando y a mí con un odio que daba miedo... y Edward se daba cuenta de eso, ¡y sonreía!, esperen un momento, ¿y si lo estaba haciendo adrede?, ¿y si solo quería sacar celos a las demás chicas?, la sonrisa se convirtió en una mueca de desagrado y frustración al descubrir las verdaderas intenciones de Edward, triste, muy triste. Cuando entramos al salón estaban todos los asientos en las largas filas que se iban elevando para poder ver al profesor que aún no llegaba- te sentarás a mi lado, ¿cierto?- me preguntó Edward literalmente hablándome al oído, casi caigo, casi, pero vi a una chica mirarnos entrecerrando los ojos, suspiré y me alejé un poco de él para que no me distrajera pero sin apartar su brazo de mi cintura, asentí quedamente mientras levantaba la mirada buscando un asiento, en la tercera fila habían justo dos asientos desocupados, caminamos hacia estos, pero justo cuando íbamos llegando una chica con una minifalda tan pequeña que daba asco verla se sentó en una de las sillas, suspiré frustrada, ¿acaso alguien en el cielo no me quería y estaba haciendo esto por diversión?
-hola, soy Tanya, ¿quieres sentarte conmmigo?- la chica le habló obviamente solo a Edward, yo la miré incrédula, pero me percaté de sus curvas, no tenía ninguna opción en competir contra ella.
-gracias pero estoy con...
-no te preocupes- interrumpí a Edward antes de que las esperanzas lleagran a mi pobre corazón, pero creo que era demasiado tarde- así podrás conocer a otras...personas- estuve a punto de decir putas, pero me contuve, eres como su hermana Bella, ¡recuérdalo!
-pero...
-no- lo volví a interrumpir- yo me sentaré con otra persona- contra mi voluntad me giré, pero antes de dar un paso Edward me sujetó del brazo.
-¿te irás conmigo en la tarde, no?- me preguntó cerca, muy cerca de mi oído, yo estaba de espaldas y no pude reprimir estremecerme, solo asentí queriendo salir de ahí, comencé a caminar a penas Edward me soltó, salí de la fila apresuradamente para chocar con el pecho de alguien, sentí sus manos sujetarme por la cintura para que no callera por el impacto.
-lo siento- susurré levantando la mirada, me encontré con un par de ojos azules, un chico de pelo castaño y esos ojos de muerte, era bastante lindo, alto, músculoso, pero no se comparaba con la belleza de Edward, o tal vez yo estaba cegada por el amor...
-no importa- dijo él regalándome una sonrisa deslumbrante- soy Ryan, un placer chocar contigo- le devolví la sonrisa mientras el me ofrecía su mano.
-Bella- la estreché justo cuando el profesor entró a la clase.
-¿te sientas conmigo?- me preguntó, yo asentí y él tiro de nuestras manos que aún estaban unidas.

El día pasó rápido, Edward estaba en todas mis clases y siempre se sentaba con Tanya, a´si que yo me sentaab com Ryan, él era un chico genial, me hizo sonreír mucho, venía de Inglaterra, quizo cambiar de ambiente y pudo quedar en esta universidad, en una palabra, increíble, peor solo como amigo, obviamente, solo tenía ojos para una persona, y él ni siquiera me miraba.
-pues me encantó pasar el día contigo- me dijo Ryan cuando estábamos en el estacionamiento despidiéndonos.
-a mi igual, espero que mañana nos volvamos a ver.
-claro, ¿tienes con quién irte?
-sí, le dije a Edward que iría con él, pero gracias de todos modos- le regalé una sonrisa y él me la devolvió.
-bueno, entonces aquí tienes mi celular- me entregó un papel con su número- cualquier cosa me llamas- asentí ensanchando mi sonrisa- te veo mañana, Bella- se acercó y me dio un beso en la mejilla, su colonia me llegó a la nariz haciendo que cerrara los ojos, era exquisita, pero no tanto como el olor de Edward, aunque otra vez me preguntaba si estaba siendo imparcial.
-adiós- susurré mientras se alejaba, comencé a caminar hacia el volvo, cuando estaba a punto de llegar vi que no estaba donde habíamos estacionado en la mañana, tal vez me había equivocado, mi mirada vagó por el estacionamiento hasta que al fin lo encontré, aunque no era lo que quería encontrar, el auto estaba en marcha con Edward y...tanya en él, ambos iban riendo, ella agitaba su cabello y él la miraba con esa sonrisa torcida que me encantaba, aunque en este momento la aborrecí, Edward iba saliendo del estacionamiento, corrí hasta la salida, por lo menos que me llevara a casa, pero no fui tan rápida, solo pude ver como el auto se alejaba antes de desaparecer en la carretera, me dieron ganas de llorar por la frustración, Edward me había dejado aquí, se había olvidado de mí después de haberme convencido de irme con él, ¡me dejó!, ¡se olvidó de mí!, claro, ahora estaba Tanya, nada importaba más que sus curvas y su mínima falda, diablos, ¡no tenía dinero para el autobus, ¿qué hago?, mierda, ¿que hago?, de repente se me prendió el foco, saqué mi celular y el papel que Ryan me había dado, marqué el número y esperé a que contestara.
-¿hola?
-Ryan- suspiré aliviada.
-Bella, ¿tan rápido me extrañaste?- me preguntó en tono bromista.
-no es eso, ¿sigues en la universidad?
-si.
-¿sigue en pie lo de ir a dejarme a mi casa?
Diez minutos después...
-entonces, ¿él te dejó aquí mientras se iba con otra chica?- me preguntó Ryan incrédulo por tercera vez, ahora estaba llegando a mi casa disfrutando de su increíble auto.
-sí.
-wow, que estúpido.
-sí.
-yo jamás haría eso.
-sí.
-¿por qué tan monosilábica?- sonreí por el adjetivo, estaba siendo pesada con el que me había salvado.
-estoy desilucionada.
-no es para menos.
-sí, pero da igual, no vale la pena- pude ver mi casa desde donde estábamos- es ahí- le indiqué el camino, cuando llegamos me despedí de él agradeciéndole su gentileza, justo cuando me estaba bajando de el auto, estacionó el estúpido volvo plateado en frente de la casa, pude ver desde mi posición como Edward abría los ojos como platos al verme, Ryan arrancó cuando logré salir del auto, Edward me miraba con sorpresa y frustración, yo lo miré entrecerrando los ojos, entré rápidamente a la casa, no quería verlo ni en figurita, me fui a la cocina a sacar algo de comer, el hambre me estaba matando, abrí el refrigerador y encontré una rica manzana esperando por ser comida por mí, la saqué y cerré el refrigerador, cuando me di vuelta estaba Edward al frente de mí con una mirada triste, abrió la boca para hablar, yo tapé su boca con la mano que no sostenía la manzana, le di un mordisco a esta y me fui de ahí camino a las escaleras, Edward me alcanzó en menos de un segundo y me detuvo a mitad de las escaleras.
-Bella, lo siento, no sé que me pasó...
-yo si lo sé- lo interrumpí por tercera vez en el día- te perdiste entre las piernas de Tanya, olvidaste todo lo que no estaba relacionado con sus curvas, solo pensabas en como llevártela a la cama y así me dejaste esperando como una estúpida en medio del estacionamiento, agradezco al cielo porque Ryan me ayudó, ahora solo aléjate de mí, haz lo que quieras con tanya, me da igual- comencé a correr subiendo las escaleras, sentía como Edward me seguía.
-Bella espera.
-¡Edward aléjate de mí!- no pude resistirme a gritarle, estaba tan harta.
-por favor no fue mi intención.
-pero eso no quita el hecho.
-por favor, perdóname.
-lo único que te pido es que cuando la traigas aquí controles los orgasmos, ¡no quiero vomitar en mi alfombra!- lo miré con todo el odio que le tenía, no era solo el hecho de que me haya olvidado, era el hehco de que me hubiera dejado por Tanya.
-¿qué pasa aquí?- preguntó Alice saliendo de su pieza.
-¡pregúntale al desconsiderado de tu hermano!- entré a mi pieza y cerré mi puerta de un portazo.
-¿qué hiciste ahora?- escuché como Alice le gritaba a Edward, no quería escuchar eso, caminé hasta mi reproductor de música, puse un cd de Muse a todo volumen, la música lleno el ambiente, era tan fuerte que me dolían los oídos, pero por lo menos no pensaba en nada que no fuera la música.
Una hora después el cd se había terminado y comenzaron a oírse golpes en la puerta.
-Bella soy yo- dijo Alice volviendo a tocar la puerta, saqué el segura y ella entró cerrando la puerta tras de sí, me miró con una sonrisa apenada para luego abrazarme.
-no es para tanto- mentí.
-si no sintieras lo que sientes no sería para tanto- abrí los ojos como platos al escuchar eso.
-¿de qué hablas?- opté por evitar la verdad, mala idea.
-Bella sé que estás enamorada de Edward, como lo miras, como actuas cuando él te habla, te mira, sé lo que sientes- Alice indicó mi cama para que nos sentáramos, así lo hicimos, las lágrimas estaban a punto de salir- mi hermano es un idiota, ambas lo sabemos, pero aún así lo amas, además en el fondo no es un idiota- la miré enarcando una ceja- en serio, te tengo una propuesta- la miré a la defensiva, nada de planes malévolos- escucha antes de juzgar, hoy nos explicaron en qué iba a consistir nuestra carrera, lo que más me llamó la atención fue la tesis, de eso depende mi carrera, estuve todo el día pensando en algo bueno, aunque sé que tengo años para hacerla, quiero hacer algo bueno.
-¿cuál es el punto de esto?
-a eso voy, calma, quiero hacer algo original, mostrar mis ideas, mis argumentos, quiero demostrar como las nuevas ideas pueden influenciar en las conductas de las personas, Edward y tú van a ser mis conejillos de india.

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