lunes, 8 de marzo de 2010

Afortunada, Parte IV: "amigos con ventaja"


-Bella- escuché mi nombre entre la sofocante oscuridad que me rodeaba, sentía mi garganta seca, mis ojos húmedos y un miedo recorriéndome de pies a cabeza haciéndome tiritar continuamente, ya no dormía, aunque quería seguir haciéndolo, sabía que si abría los ojos todo sería peor, pero ¿para qué retrasarlo?, mejor enfrentarlo rápido sin siquiera pensarlo y dejarlo pasar, quería sacar los recuerdos, aún tenía el sabor de esos asquerosos labios- Bella- reconocí la voz de Alice, abrí mis ojos antes de suspirar, sentí mis ojos picar, me aclaré la gargante y comencé a inspeccionar lo que había a mi alrededor, Emmet, Rose, Alice, Jazz, Jake, Ness y Edward me miraban expentantes, como si tuviera algo que decir, pero de mi boca no salía nada.
-Bella, ¿estás bien?- me preguntó Rose acariciando mi mano, ahí caí en la cuenta de que estaba en mi pieza, Rose, Alice y Nessie sentadas en la cama y los chicos parados mirándome fijamente, como buscando algún signo de haber sido dañada, aún estaba con mi vestido, la oscuridad de mi habitación solo era contrastada con la débil luz de mi lámpara encima de mí velador, se me volvió a escapar un suspiro y simplemente contesté con un encogimiento de hombros.
-¿quieres alguna cosa?- me preguntó Alice preocupada acariciando mi mejilla, yo volví a aclarar mi gargante tratando de que mi voz no sonara distorsionada.
-solo quiero estar sola y dormir un poco- no necesitaba siete pares de ojos analizando cada cosa que hacía.
-¿estás segura?- me preguntó Ness con su voz quebrada, me mataba verla así, ella siempre tan dulce preocupándose siempre de lso demás.
-no te preocupes solo necesito dormir un poco, solo descansar, estoy bien- traté de hacer la sonrisa más convincente, pero creo que nadie me creyó, en fin, al menos lo intenté.
-si necesitas cualquier cosa estaremos en nuestras alcobas, no dudes en despertarnos- dijo Alice casi en un tono amenazante, yo solo asentí y ellos comenzaron a caminar hacia la puerta, pero recordé algo.
-Edward- dije en un susurró casi imperceptible, pero todos lo escucharon y se dieron vuelta a mirarme y luego a él, pero yo solo fijé mis ojos en su mirada- ¿podemos hablar?- le pregunté mirando a los demás para que nos dejaran solos, ellos entendieron el mensaje y continuaron caminando, cuando la puerta se cerró y nos quedamos solos solo pude morderme el labio y bajar la mirada, le debía tanto a Edward.
-no sé si creer que estás bien- comentó, sentí sus pasos acercarse y luego como la cama se hundía un poco a mi lado, levanté la mirada sin entender a que se refería- quiero creer que estás bien, pero sé que no lo estás- me explicó con una sonrisa carente de alegría, yo volví a bajar la mirada y susurré un sincero "gracias", senti que bufaba y mi curiosidad fue mayor al tener que volver a levantar la mirada alzando una ceja, ¿se burlaba de mí?- fue mi culpa- susurró con pesar desviando sus ojos de los míos, esas tres simples palabras me descolocaron, ¿su culpa?
-puedes explicarme eso, ya que no le encuentro una razón lógica a tu perspectiva.
-si no te hubiera dejado sola nada hubiera pasado- dijo aún con la cabeza gacha, yo lo miré incredula.
-no puedes culparte por algo así, es imposible que pudieras saber lo que pasaría, nadi tuvo la culpa excepto ese estúpido- terminé de decirlo con mis manos hechas puños, Edward me miró y luego miró mis puños para luego volver a mirarme.
-aún así lo siento- dijo tomando un mechón de mi cabello y poniéndolo detrás de mi oreja, juro que me olvidé de todo, con ese simple gesto hizo que mi corazón aumentara su ritmo peligrosamente.
-no hay nada que perdonar- volví a insistir, él me miró con una sonrisa torcida, ambos sabíamos lo terca que podía llegar a ser.
-entonces, ¿cómo estás?
-mmm- dudé antes de contestar, no quería preocuparlo pero tampoco quería mentirle- dicen que el primer beso es inolvidable- susurré mirando a culauiqer otra parte que no fueran sus ojos.
-espera, ¿ese fue tu primer beso?- preguntó debatiéndose entre la incredulidad y la rabia, yo solo me encogí de hombros sin mirarlo aún- Bella -me llamó, pero no quería encontrarme con esos ojos- ¿qué hay de los rumores del instituto?- me preguntó haciendo que de nuevo mi curiosidad me ganara, lo miré con sorpresa sin entender a que se refería- Tyler y Mike le dijeron a todo el mundo que te habían besado antes de la graduación, ¿era mentira?- me pregunó entre aliviado y con la rabia aún en reluciendo en sus ojos.
-¿crees que les daría mi primer beso a esos estúpidos que me olvidarían al día siguiente?, tuve muchas oportunidades pero ninguna valió la pena- dije ahora enojada con esos idiotas que andaban invetando algo tan estúpido como eso, ¿yo besarme con Mike o Tyler?, dios no!
-bueno eso solo empeora las cosas, prefería a Mike que a ese estúpido- dijo con los ojos cerrados y apretando el puente de su nariz.
-Edward...
-no Bella, esto es horrible, la culpa me carcome, no debí haberte dejado sola, yo fui un estú...
-Edward, para, te lo repito, tú no tienes la culpa, en serio, de lo único que te culpo es salvarme, deja de pensar eso si no quieres que me enoje en serio- traté de sonar amenazante para que dejara de pensar así, no quería que se culpara de algo que no tenía nada que ver.
-pero es que te juro que si hubiera tenido ese privilegio no lo hubiera desperdiciado- dijo mirándome fijamente, casi le creo, casi.
-no mientas- increíblemente mi cubrecama me pareció más interesante que sus penetrantes ojos, o tal vez solo era el miedo a caer en sus redes y echar a perder todo.
-no miento, Bella- tomó mi mentón y subió mi rostro haciendo que me encontrara con su mirada- ¿qué te hace pensar eso?
-ambos sabemos que tú no eres un hombre de una sola chica- dije encogiéndome de hombros, él hizo una mueca, soltó mi mentón y bajó la mirada.
-no puedo seguir así toda mi vida, debo madurar ¿no?- un momento, ¿eso salió de la boca de Edward?, ¿no es una broma pesada? ¡gracias, Dios, gracias!, esas simples palabras me dieron un rayo de esperanza para que este plan funcionara.
-no estaría mal- dije mordiéndome el labio, Edward levantó la mirada y me dedicó una sonrisa torcida- y en serio gracias por haberme salvado, no sé donde estaría ahora sin ti.
-mejor dejemos ese tema si no quieres que vuelva donde ese tipo y lo mate con mis propias manos- dijo en broma, pero yo sabía que hablaba en serio y no quería que terminara en la cárcel.
-claro, ¿sabes? tengo algo de hambre, ¿me acompañas a la cocina?
-claro, ¿no quieres cambiarte antes?- me preguntó mirando mi vestido, claro, aún tenía puesto el vestido.
-buena idea, solo espera un segundo- me paré y caminé hacia mi armario, a sabiendas de que Edward miraba cada movimiento que hacía, busqué mi pijama y me metí al baño ignorándolo, antes de ponerme el pijama me di una ducha rápida, luego e sequé el pelo y salí del baño más relajada que antes, Edward estaba mirando mis cd's, cuando se dio cuenta de que estaba atrás de él se dio vuelta y me inspeccionó de pies a cabeza, mmm, creo que debí escoger mis pantalones de polar antes que este short de seda, o por los menos un polerón en vez de mi polera de tirantes de la misma tela que el short, lo único que no hubiera cambiado eran mis lindas pantuflas de oso.
-lindas pantuflas- dijo con una sonrisa torcida.
-si, son lindas, ¿me demoré mucho?
-solo un poco, aunque estoy acostumbrado con Alice- mi estómago rugió recordándonos el hambre que tenía, Edward se rió y pasó un brazo por mis hombros- vamos a comer algo.
-a todo esto que hora es- dije mientras caminábamos hacia la puerta.
-deben ser las nueve- lo miré incrédula, estaba oscuro, ¿eran las nueve de la noche?
-¿dormí todo el día?
-sí, eso explica tu apetito ¿no?- asentí- pues dime que quieres para comer- para ese entonces ya estábamos en la cocina, Edward comenzó a revisar el refrigerador mientras hablaba- ¿huevos, tocino? o tal vez algo dulce, ¿panqueques, wuaffles?, tu dime- me sonrió torcidamente y yo me lo pensé, no quería hacerlo trabajar mucho así que opté por lo más fácil.
-unos huevos con tocino estarían bien.
-bien, porque prácticamente es lo único que sé cocinar- dijo sacando un sartén, yo me reí de su comentario, menos mal que yo estaba aquí o sino todos comerían pizza a diario. Edward sacó cuatro huevos y dos trozos de tocino, puso aceite en el sartén y luego rompió los huevos en él acompañados por el tocino, en cuestión de segundos el olor a fritura comenzó a llenar la habitación haciendo que mis pupilas se dilataran, estaba agonizando de hambre y mi estómago lo hacía notar con sus rugidos, cada vez que mis tripas se revolvían Edward soltaba una risita, él sabía lo impaciente que estaba. Por fin puso todo en dos platos y lleno dos vasos con jugo de naranja, puso todo en la mesa y literalmente comencé a devorarme la comida- debo pensar que te gusto ¿no?- me preguntó bromeando, yo me tragué el gran bocado de tocino que me había zampado y lo miré con una sonrisa de oreja a oreja, el comer me hacía feliz.
-no está mal- dije quitándole importancia.
-oh vamos, casi te desmayas al ver el plato.
-puede ser.
-no puede, lo es.
-está bien, tu también estarías con hambre si es que no hubieras comido en todo un día- lo acusé comiéndome otro pedazo de huevo, ¡dios, sabía exquisito!
-entonces, ¿no tienes sueño?- me preguntó cambiando radicalmente de tema.
-no.
-podríamos ver una película después de comer- dijo con esa sonrisa tan cautivadora, pero yo casi me caigo de espaldas, ¡me estaba invitando a ver una película!
-no estaría mal- dije restándole importancia, aunque por dentro estaba dando saltitos de felicidad.
-vamos entonces- dijo parándose, pero vi su plato y estaba a la mitad, lo miré alzando una ceja y él se encogió de hombros- ya cené, era solo para acompañarte- oh, quedé sin palabras, ¡que tierno!, yo que pensaba que era un frío mujeriego, si antes creía que estaba enamorada de él, ya no sabía que nombre ponerle a lo que sentía.
-vamos- contesté parándome y llevando mi plato vacío al fregadero, lavamos los platos y ordenamos todo lo demás, luego fuimos hasta la sala de estar, donde se encontraba el plasma más grande de la casa y los parlantes más ruidosos también, era practicamente estar en el cine, aunque con unos sillones mucho más cómodos. Edward comenzó a mirar la ilimitada collección de películas que teníamos mientras yo me acomodé en el enorme sillón que estaba justo al frente del plasma.
-¿una película de terror?- me preguntó con una sonrisa picarona, sí, así podré acurrucarme contigo por el "miedo", pensé.
-como quieras- dije de nuevo, restándole importancia, no me podía ver desesperada, no.
-"el resplandor", todo un clásico- asentí y él la puso, subió el volumen y se sentó a mi lado- ¿no quieres palomitas?- dijo en broma.
-calla y ve la película- constesté sin mirarlo. Comenzó la película y debo admitir que si daba miedo, sobre todo a mí, que era la más patética gallina. Ya estaba terminando la película y yo estaba casi pegada a Edward pero sin abrazos ni nada de eso, el tipo malo estab persiguiendo con un hacha a su esposa, ella se encerró en el baño, de repente el estúpido enterró el hacha en la puerta del baño haciendo que su esposa gritara y que yo saltara y me apretara más a Edward, escondí mi rostro en su pecho y él me rodeo con sus brazos, repentinamente me sentí protegida y segura, pero no quería volver a mirar la película, primero, porque me daba miedo, y segundo, porque estaba bastante cómoda en ese posición.
-Bella ya terminó la película- susurró Edward en mi oído haciendo que me estremeciera, de a poco levanté la mirada y me encontré con su rostro a centímetros del mío, era increíble, pero con la luz de la televisión se veía aún más lindo y no pude resistir ver sus ojos y perderme en todas esas tonalidades de verdes mezcladas, eran tan profundos, a eso se le sumaba sentir su respiración tan cerca de mí y poder oler su exquisito perfume tan varonil y a la vez tan dulce, ni siquiera pude evitar que él comenzara a acercarse, mi mente se debatía entre poder por fin probar sus exquisitos labios o de seguir el plan, sabía que debía seguir la segunda opción pero estaba tan cerca y era tan tentadora la primera, es que simplemente quería tanto que esto pasara, había esperado tanto, practicamente desde que tengo memoria, ¿cómo resistirme cuando nuestros labios ya se rozaban?
-¡chicos qué hacen!- Alice llegó a la sala de estar sin previo aviso y gritando haciendo que nosotros nos separáramos al instante, maldije y agradecí a Alice en mi mente, era todo tan complicado, quería que me besara pero no podía, no quería ser una más.

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