lunes, 24 de agosto de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 19: "juntos de nuevo"


Nos sentamos todos a comer, como extrañaba ver los ojos de Edward mientras trataba de comer sin aturdirme o perderme en sus ojos, él no dejaba de mirarme, como siempre yo tampoco podía dejar de mirarlo, es entendible, demasiado tiempo sin él.
-Bella, tu padre me contó que tenías unos amigos del pueblo- comentó el conde.
-así es, son muy buenos chicos, una de ellas es Alice, ella es del pueblo, la conocí en la librería, el otro es Jasper Hale, vive cerca de aquí, en el camino hacia el pueblo- le expliqué al conde.
-¿Jasper Hale?, ¿el de la dinastía Hale?, ¿el que vive en el castillo del duque Hale?- preguntó mi padre, que lento lo pillaba.
-prefiere que le digan Jazz- dije yo al pensar como actuaría Jazz, alguien tan humilde, mientras le sacan en cara todo lo que tiene.
-su padre es muy simpático, al igual que él, una vez fui a su castillo, son muy humildes y muy buenas personas- dijo el conde, ¡dios que me caía bien este hombre!
-así es, no conozco a su familia, pero él es muy simpático- comenté antes de que mi padre abriera su bocaza. Miré a Edward y él tenía una expresión extraña, ¿qué le pasará?, estaba como entre enojado, triste y decepcionado, cuanto daría por escuchar sus pensamientos en estos momentos. En la cena nuestros padres siguieron hablando, pero yo y Edward solo nos mirábamos, yo con curiosidad y tristeza, odiaba ver en sus ojos la pena, y él me miraba con la misma expresión. Cuando terminamos de cenar nos levantamos de la mesa, ya era hora de dormir, debían de ser las diez de la noche, pero yo quería saber que le pasaba a mi Edward, nuestros padres se fueron a la sala para seguir hablando, Edward y yo nos quedamos en el comedor mirándonos.
-Bella, ve a acostarte, ya es tarde- gritó mi padre desde la sala.
-¿pasarás la noche conmigo?- le pregunté a Edward en un susurro.
-si quieres- dijo con un tono triste, lo dijo como si yo no quisiera que fuera, eso era estúpido.
-siempre quiero que vengas- le dije con una sonrisa, aunque en mis ojos tenía impregnada la preocupación, Edward solo asintió, ambos nos paramos de la mesa y subimos las escaleras, yo abrí la puerta de mi habitación y entré, Edward me siguió aún decaído, ¿¡qué le pasaba!?- Edward, ¿te pasa algo?- le pregunté mientras le acariciaba la mejilla.
-ese Jasper, es solo tu amigo ¿cierto?- ahí entendí todo, ¡él estaba celoso!, que estúpido, como si pudiera querer a alguien que no fuera él, yo estaba completamente enamorada de él.
-amor, no puedes estar celoso de él, es solo un amigo, además Alice es su novia, y yo jamás te cambiaría por nadie en el mundo, te amo, demasiado, no puedo vivir sin ti, eres la persona más importante en mi mundo- le dije segura de mi misma, él me sonrió.
-lo siento, es que la tan sola idea de perderte me desespera- susurró mientras ponía sus manos en mi cintura y me acercaba a su pecho, me dio un cálido beso en los labios.
-te amo- susurré entre sus labios
-yo más- me contesto.
-yo más.
-no, Bella, yo más, no sabes cuanto te amo- me respondió Edward.
-Edward, tú no sabes cuanto te amo y te necesito, de verdad, yo creo que si lo supieras te daría un paro cardíaco, ni yo me creo cuanto te amo- susurré volviendo a besarlo, pero él se separó de mí.
-¿empate?- me preguntó como si yo tuviera cinco años, aunque de verdad los aparentaba comportándome de esa forma.
-está bien, pero yo te amo más- le sonreí, ahora si que parecía una chica mimada, él me devolvió la sonrisa y me volvió a besar, pero yo bostecé, estaba muy cansada, muchas emociones por un día.
-mejor te acuestas, tienes mucho sueño- dijo Edward contra mis labios.
-no, quiero volverte a besar- él sonrió ante mi respuesta, me volvió a besar, una, dos, tres, perdí la cuenta de las veces que me besó, de a poco nos acostamos en la cama, yo quedé encima de Edward.
-creo que debemos dormir, mañana te tengo una sorpresa- dijo con una sonrisa en su rostro.
-¿en serio?, ¿cuál?- pregunté emocionada.
-sorpresa- me reprochó él, yo hice mueca, pero al final acepté, apoyé mi cabeza en su pecho, él me acariciaba el pelo, cuando estaba a punto de caer en la inconsciencia me acordé de algo que extrañaba mucho.
-¿y mi beso de buenas noches?- susurré rompiendo el silencio sepulcral de la habitación, Edward se rió entre dientes, me tomó de la cintura y me arrastró hasta que nuestros rostros quedaran a la misma altura.
-extrañaba mucho esto- balbuceó entre mis labios, me besó dulcemente, yo le correspondí al beso, me acarició la espalda, me apretó contra su cuerpo, yo enredé mis manos en su pelo.
-¿seguro que quieres dormir?- le pregunté con una sonrisa picarona separándome un poco de sus labios.
-Bella, no, ¿por qué me lo pones tan difícil?- me preguntó frustrado.
-oye, tú eres el que se está haciendo el difícil no yo- le repliqué.
-¿no quieres tu sorpresa?- e preguntó dando al clavo en mi debilidad.
-te juro que con insomnio o sin él aceptaré la sorpresa- le sonreí persuadiéndolo.
-Bella, no, quiero que disfrutes tu sorpresa, además tenemos toda la eternidad- me dijo mientras me daba un beso rápido en los labios.
-que no Edward, tu sabes que en cualquier momento me puede pasar algo, o a ti te pasa algo y…- no pude seguir, el solo pensamiento de que Edward no estuviera a mi lado me hacia tanto daño.
-que no, Bella- me replicó él.
-que si.
-que no- él tenía una sonrisa en sus labios, se estaba divirtiendo con mi enfado.
-que si.
-que no, amada mía- ¿sabía como me derretía cuando me llamaba así?
-que si.
-que no- me dio un rápido beso en los labios, ¿sabía que ese era el mejor argumento que podía darme?
-no me callarás con tus besos- mentí, él podía lograr que yo hiciera lo que quisiera por uno de sus besos.
-Bella, te amo, nunca se acabará eso- me dio otro beso rápido, Edward y sus besos que me volvían loca.
-Edward Anthony Masen, ¿cómo sabes que no llegará alguien mejor que yo y tú te enamores y no nos volvemos a ver?- me corrió una lágrima por mi mejilla, eso si que era terrible, prefería morir antes de que Edward me cambiara por otra. Edward me quitó la lágrima con un beso.
-eso no pasará nunca- dijo seguro de si mismo.
-¿cómo puedes estar tan seguro de ti mismo?- le pregunté aún con la tristeza impregnada en mi voz.
-porque no hay nadie mejor que tú, amor- me respondió- no estés triste, además se supone que yo estaba celosos- me reprochó.
-eso si que fue estúpido, yo dejarte a ti, es más probable que mi prima sea una monja- le respondí irónicamente, él soltó una carcajada.
-es lo mismo que me pasa contigo, eres demasiado para mi- susurró Edward, yo iba a negarlo peor él me detuvo con un apasionado beso, luego de eso no me acordaba ni de mi nombre, solo me quedé dormida en los brazos de mi amado.

1 comentario:

  1. ho0ola aki yop de nuevo
    me enkanto el kap
    siper tiernisisimo
    bueno me despido

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