miércoles, 18 de noviembre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 46: “sorpresas” (contado por Bella)



Oh dios, oh dios, oh dios, ¡Edward había sido tan tierno!, demasiado tierno, ¡se había acordado de sus celos cuando éramos humanos, también había recordado nuestro matrimonio, ¡cito textualmente nuestros votos”, estaba que lloraba de alegría mientras manejaba hacia mi casa luego de que el día de instituto terminara, ni siquiera sentí cuando llegué a mi casa, solo sabía que ahora estaba abriendo la puerta de mi casa con una sonrisa de estúpida en la cara, fui a la cocina y me serví un vaso de agua, hoy había sido un lindo día, ¡demasiado lindo!, fui hasta mi cuarto a velocidad vampiro, cuando llegué me quedé parada en la puerta observando mi cama, había una hermosa flor azul, era extraña…pero linda, tenía algunos matices azules, en el centro era de un azul oscuro, luego iba aclarándose hasta llegar a las puntas de los pétalos donde era de lo color celeste, amé la flor, como cada pétalo iba en degradé…mi vista se fijó en un sobre azul que descansaba a su lado, lo tomé entre mis manos, ¿Edward también había recordado mi color favorito?, mi sonrisa se enanchó, Edward me estaba haciendo sonreír casi tanto como cuando éramos humanos…¡y eso me encantaba!, abrí la tarjeta lentamente hasta que saqué un pequeño papel blanco donde decía “te extraño”, con la perfecta caligrafía de Edward, ¡estaba que me desmayaba de dicha!, ¡oh my god!, traté de calmarme para no hiperventilar, tampoco quería que me diera un ataque al corazón… Caminé hasta el baño para poder refrescarme un poco, pero lo único que conseguí fue que mi corazón comenzara a latir más rápido aún ya que la tina estaba llena de agua con pétalos de la misma flor que encontré en mi cama, pero estaban ordenadas para que se dibujara un corazón y dentro de él citara la frase “te adoro”, está bien, era un hecho, Edward me iba a matar de un ataque al corazón.
-increíble- susurré mientras bajaba por las escaleras de caracol hacia la cocina para poder tomar otro vaso de agua, ahora si que necesitaba calmarme, pero al parecer Edward de verdad quería matarme, ya que mi boca formó una perfecta “O” cuando vi que en la mesa de la cocina había un ramo con unas treinta flores azules- dios mío- volví a murmurar, pude observar otro sobre azul, lo tomé entre mis temblorosas manos y lo abrí rápidamente, ¡que tierno!, con su hermosa caligrafía había escrito “te necesito”, iba a matarme, de verdad que mi pobre corazón ya no aguantaba mucho que digamos…

Caminé hacia la puerta principal, creo que un poco de aire fresco me haría bien, aunque cambié de idea al abrir la puerta y encontrarme con mi jardín, habían al menos unas 200 de esas flores plantadas, se veían tan hermosas juntas, debía recordar darle las gracias a Edward por decorar mi entrada… me dirigí hasta un árbol que estaba cerca, pero no pude sentarme bajó su sombra, ya que la impresión no me dejó mover ningún músculo, esto era demasiado, demasiado tierno, hermoso, increíble, en todo el árbol estaban tallados puros corazones, pero no era todo, dentro de ellos decía “Edward & Bella”, ¡que increíblemente tierno!, , ¿por qué Edward no hizo esto antes de que me pusiera de novia con Jacob?, solté un fuerte suspiró, me senté apoyando mi espalda en el árbol y abrazando mis piernas…Jacob, un tema que no quería recordar, sé que lo quiero, pero a Edward lo amo, nunca antes pensé en Jake como mi novio, solo como mi hermano, es cierto que era lindo, tierno, y todo eso, pero Edward era…no lo sé, solo sé que lo amo, algo tiene que me hace adorarlo más y más y más, creo que solo me dejé llevar con Jake porque me estaba consolando, también era una forma de consolarlo a él, estoy tan confundida, no, no estoy confundida, estoy totalmente segura de quien es el que amo, pero el gran problema es como hacérselo saber a Jake, no quiero lastimarlo, esa no sería una opción, para nada, comencé a respirar profundamente para calmarme, pero no sirvió de mucho, no pude contener las lágrimas, simplemente no pude, lloraba como una magdalena, escondí mi rostro en mis rodillas mientras abrazaba más fuerte mis pierna a mi pecho, de repente sentí una mano en mi espalda, no tenía para que levantar la cara, su exquisito aroma me chocó fuertemente, tan embriagador, aún así levanté la vista para poder perderme en sus ojos dorados, pero no pude hacerlo, ya que la preocupación me invadió al ver su triste semblante.
-Bella, ¿qué ocurre?, de verdad que todo esto era para alegrarte, no para entristecerte, jamás querría eso para ti, lo siento, lo siento, de verdad-puse un dedo en su boca para que dejara de decir esas blasfemias.
-Edward, no estoy así por tus sorpresas, me encantaron tus sorpresas, en serio- le regalé una sonrisa sincera- pero me hicieron pensar en cosas que no quería recordar en este instante- suspiré.
-el chucho- lo miré reprobatoriamente- Jacob- rectificó con una sonrisa triste- no te preocupes, lo entiendo, ya perdí mi oportunidad- agachó la cabeza mientras se paraba, pero yo me paré en un segundo y lo tomé de la mano, no lo dejaría ir.
-no, Edward, es todo lo contrario, pero no quiero lastimar a Jacob, lo quiero demasiado, pero a ti te amo- lo último lo dije susurrando, aunque él igual lo escucharía, aunque no me arrepentí a ver como de sus ojos salía una chispa de alegría y de su boca se escapaba una hermosa sonrisa torcida.
-como te habrás dado cuenta yo también te amo- se me escapó una sonrisa al recordar todo lo que acababa de hacer por mi, más tierno imposible-Bella eres lo más importante que tengo en mi vida, es más sin ti no sé como seguir, te necesito a mi lado, te necesito- dios a cada palabra que decía se acercaba un centímetro más y ya estaba muy cerca…
-yo también te necesito, no sabes cuanto, pero…
-Jacob-completó, yo solo agaché la cabeza, él puso sus dedos en mi mentón levantando mi rostro- ya te lo dije, pelearé por ti hasta tenerte de vuelta a mi lado, eres mi esposa y de nadie más- amé como se refirió a mí como si fuera suya, solo de él.
-Edward, me matan tus palabras, no solo tus palabras, tus sorpresas, tú mismo, me vuelves loca.
-tú me tienes loco de amor, Bells- me regaló otra sonrisa torcida y por fin hizo lo que ambos anhelábamos, juntó nuestros labios quitándome el aliento, me apoyó contra el árbol apretándome con su pecho, sin poder reprimirlo, solté un suspiro de tonta enamorada asiendo que Edward soltara una risita.
-tonto- balbuceé entre sus labios.
-hermosa- maldición, hizo que suspirara otra vez regalándome otra risita de su parte, me puse a pensar en la posición en la que estábamos, él apretándome contra la pared con sus manos en mi cintura baja, y yo con mis manos entrelazadas en su cuello, en eso me vino una imagen que jamás me hubiera gustado ver…Jacob, me imaginé como estaría su rostro al ver esta escena que tanta dicha me daba, volví a suspirar, pero esta vez no fue por amor.
-Edward, espera, esto no está bien, ayer le di una oportunidad a Jacob, cuando me consolaba, no puedo hacerle esto- ahora Edward fue el que suspiró.
-entiendo, pero sé que pronto estarás conmigo, Alice lo vio- me sonrió torcidamente, aunque en sus ojos aún estaba la tristeza.
-¿las flores fueron idea de Alice?- le pregunté de repente, su sonrisa se enanchó.
-fue mi idea, ella me ayudó para ver donde irías primero, y así fui poniendo las flores en un lugar donde las vieras- le devolví la sonrisa y apoyé mi mejilla en su pecho.
-no sabes cuanto te extrañé- susurré aspirando su embriagador aroma.
-no sabes cuanto te extraño- pude sentir sus labios en mi pelo, el cuarto o quinto suspiro (no estoy muy segura) se escapó de mis labios, está vez era una extraña combinación de alegría y tristeza, también un poco de tonta enamorada, estaba alegre por el momento que estaba pasando con Edward por todo lo que había hecho por mí, pero estaba triste por Jacob.
-te amo- murmuré escondiendo mi rostro en su camisa.
-yo más- me contestó con voz segura, como me gustaría que este momento fuera eterno- a mi también me gustaría que esto fuera eterno- suspiró- te prometo que te recuperaré, aunque me cueste la vida, prefiero morir antes de vivir sin ti- y, al igual que en las otras ocasiones que me dijo cosas románticas e increíbles, mi corazón comenzó una alocada carrera y mis mejillas se prendieron como árbol de navidad, Edward levantó mi rostro poniendo uno de sus dedos en mi mentón y se quedó mirándome fijamente- como extrañaba cuando te ruborizabas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario