lunes, 16 de noviembre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 45: "pidiendo disculpas" (contado por Edward)



Increíble, es la única palabra en la que podía pensar en estos momentos, ¿había recordado?, quería seguir haciéndolo, Bella se veía demasiado hermosa con el vestido que llevaba puesto, creo que lo único que odié de esto fue que se cortó justo cuando la iba a besar, ¡es injusto!, busqué con la mirada a mi Bells, ella estaba hablando con mis hermanos, fui caminando hacia ellos, pero ni siquiera alcancé a dar dos pasos cuando sonó el timbre, genial, nótese el sarcasmo, suspiré fuertemente, aunque ahora tenía clase con Bella, quizás ahí podría hablar con ella, una involuntaria sonrisa se extendió por mi rostro, la verdad es que lo único que anhelaba en este momento era su perdón. Caminé rápidamente hasta la clase, entré y Bella aún uno llegaba, me senté en nuestra mesa, luego de unos minutos ella llegó con la cabeza agachada, mirando el piso, se sentó sin muchos ánimos y miró hacia adelante sin dirigirme la palabra, ¿cómo romper el hielo?, creo que lo mejor era empezar con un saludo, era lo normal…

-hola- le dije con el tono más dulce que pude poner con mis nervios a flor de piel, pero ella no contestó nada, esperé unos segundos más, pero nada- Bella-la llamé pero de nuevo me ignoró descaradamente- ¿ya no me hablarás?- le pregunté dejando ver toda la tristeza que sentía en mi tono, ella me miró fijamente, sentí tanto alivio al ver de nuevo esos orbes chocolate, aunque los nervios volvieron al ver el dolor en ellos.

-me dijiste que querías espacio, pues eso tendrás- respondió secamente y volvió la vista a lo que el profesor explicaba, lo cual poco me importaba.

-Bella, escúchame, no quería decirte todas esas cosas, de verdad que fui un estúpido, no sé que me pasó…

-yo sí lo sé- me interrumpió- elegiste a Tanya, pues ahí la tienes- no me miró en ningún momento, haciendo que sus palabras fueran más dolorosas.

-Bella, yo no escogí a nadie, es que ella es como mi hermana, una buena amiga, entonces no me gustó verla sufrir…

-dijiste que te arrepentías del beso- susurró volviéndome a interrumpir.

-dije que no sabía, nunca lo confirmé.

-lo dudaste.

-pero ahora no, estoy seguro de lo que siento, Tanya no es a la que siento aquí- me toqué mi muerto corazón, ella miró primero mi mano y luego fijó su vista en mis ojos- desde que llegaste aquí me has dado una alegría insana, has sido increíble Bella, el ver sufrir a Tanya me dolió, pero el verte a ti sufrir, el romperte el corazón a ti, no puedo describirte con palabras lo que me hizo sentir eso, de verdad, no sé como lo hiciste, pero me hechizaste, o más bien me volviste a hechizar, cuando éramos humanos estaba igual que ahora, totalmente enamorado de ti-la miré fijamente a los ojos para que supiera que esto era verdad, hasta que ella desvió la mirada.

-eso no lo sabes, me olvidaste completamente- se notaba la tristeza en su hermosa voz, eso me dolió mucho, Bella me causaba sentimientos de los cuales ni siquiera sabía que existían.

-pues, mientras estabas con Jacob en la salida, al verte besarlo, al ver que era él quien te consolaba y no yo, al ver que él te tenía entre sus brazos y yo no, me dieron unos celos inexplicables, pero me pareció ya haber sentido eso, aunque que yo me acordara jamás lo había sentido, comencé a forzar mi mente para encontrar la respuesta, entonces entre como en un trance y te vi a ti y a mi en la época del 1918, tú me explicabas quien era un tal Mike Newton, yo estaba celoso, pude sentir lo que me provocabas, al ver tus ojos, al ver tus labios, y ahora me pasa lo mismo que hace 100 años, te necesito Bella- wow, si que me estaba abriendo con Bella, aunque era toda la verdad, obvio, decidí buscar un poco en su mente para ver si estas disculpas estaban resultando, ‘dios, no caigas Bella, no caigas, pero es que sus palabras son tan tiernas, ¿cómo pudo hacer que estuviera de nuevo a sus pies en tan solo unos minutos?, pero ¡me recordó!, recordó ese momento, recuerdo a la perfección ese día, mi prima, Natalia, ella me causaba celos a mi, recuerdo que discutimos algo, pero luego vino la hermosa reconciliación…’, ¿su prima?, mm, Natalia…, vamos Edward hace memoria, estrujé mi mente, pero no encontraba nada, haber, prima de Bella, vestidos largos, sí, creo que recordaba algo, una chica de pelo castaño más parecido al rubio, ojos café profundo, largas pestañas, bastante guapa, pero jamás como mi Bella.

-¿Edward?- me llamó Bella sacándome de mis recuerdos.

-recuerdo a tu prima, recuerdo tus celos, pero no recuerdo la reconciliación- hice una mueca, ¿por qué no recordaba la mejor parte?, ¡que injusto!

-¿cómo lograste recordar?- me preguntó Bella atónita.

-pues, no lo sé, solo recordé- no sabía como explicarlo.

-bueno, eso no quita el hecho que me gritaste y tú mismo me pediste que te dejara tranquilo- se me había olvidado ese tema con todo eso de recordar…

-sí, y no sabes cuan arrepentido estoy, Bella, créeme, mírame a los ojos- le pedí, ella vaciló pero al final me miró a los ojos- te juro, te prometo, que estoy demasiado arrepentido, jamás debí pronunciar esas palabras, no pensé en lo que dije, solo lo dije, de verás no sabes lo arrepentido que estoy, por favor perdóname- le supliqué, descargué todo el poder de mi mirada en ella, Bella se quedó mirándome más rato del necesario hasta que comenzó a pestañear y a respirar de nuevo.

-Edward, está bien, pero eso no significa que estaré contigo ni que dejaré a Jacob, él me apoyó, así que solo amigos- me dijo con tono seguro.

-está bien, pero no pienses que te lo dejaré tan fácil, Bells- ella me miró confusa- no te obligaré a nada, pero no me quedaré de brazos cruzados viendo como te pierdo otra vez, te recuperaré aunque sea lo último que haga, haré lo que sea para tenerte de nuevo a mi lado, además, estamos casados aún- al decir la última frase me vino otro recuerdo, nuestra boda, Bella hermosa vestida de blanco, el padre diciendo los votos, el beso, las mejores imágenes que he visto en mi vida…

-claro que no, ese matrimonio ya no es válido- replicó, pero yo le sonreí, tenía una carta bajó la manga.

-¿no recuerdas tus votos?, “Isabella Marie Swan, ¿aceptas a este hombre, para amarlo y respetarlo, por el resto de la eternidad?”- cité al padre a la perfección remarcando la palabra eternidad- ¿recuerdas tu respuesta, querida.
-sí- bajó la mirada derrotada- pero eso no significa que volveré contigo, soy feliz con Jake- volvió a levantar la mirada, mira que cabezota que era mi Bella, yo sabía que ella quería a Jacob pero a mi me amaba, lo escuchaba en sus pensamientos…
-pues podrías tener el triple de felicidad conmigo- le regalé una sonrisa torcida, me vino otro recuerdo, cuando le dedicaba la misma sonrisa torcida a Bella y ella me decía “amo esa sonrisa, te amo a ti”, me estaban gustando bastante estos recuerdos.
-no que no me ibas a obligar a nada.
-no te estoy obligando, solo te estoy comentando un hecho real y dando mi opinión a tu decisión- levanté los hombros haciéndome el despreocupado.
-eres imposible- ‘imposiblemente increíble’, algo que e gustaba más que los recuerdos, eran los pensamientos de Bella.
-imposiblemente ¿qué?- le pregunté para picarla.
-sal de mi cabeza, Edward Cullen- me regañó dándome un golpe en el brazo.
-no puedo, no es algo que controle, esposa mía- me gustaba hacer enojar a Bella, se veía demasiado linda cuando se enojaba, bueno, siempre se veía increíblemente hermosa, pero cuando se enojaba tenía ese no-sé-qué el cual amaba.
-no me digas así, Edward, yo estoy con Jake, nuestro casamiento ya caducó.
-claro que no, es “hasta que la muerte nos separé”, y yo no veo que seamos fantasmas, amor- se sonrojó cuando la llamé así, la verdad es que se sintió bien llamarla así, me gusto demasiado.
-Edward, para, de verdad- me miró seriamente, pero en sus ojos tenía un deje de ternura, le sonreí y justo tocó la campana para el recreo.
-no te preocupes, Bells, siempre serás mi Bells, aunque deba esperar cien años más, los esperaré con gusto solo para tenerte otra vez en mis brazos, por ahora me conformó con los maravillosos recuerdos que me dejaste- le acaricié la mejilla con mi mano y le di un beso en la mejilla, bueno, más bien el la comisura de los labios, pero me daba igual arrastrarme por Bella, obvio, solo por ella, además, debo aceptar que fue chistoso ver sus ojos como platos al sentir mis labios, reprimí una risita y me fui al patio, cuando ya me alejé bastante me apoyé contra una pared y suspiré, parecía un adolescente embobado, bueno, era un adolescente embobado…
-hermanito, ¡tienes una sonrisa de un estúpido adolescente enamorado!- Alice se rió alegremente, atrás de ella estaban Jazz, Rose y Emmet.
-Alice, ¿ya no estás enojada?- le pregunté confuso.
-te dije que cuando te disculparas con Bella tendrías todo nuestro apoyo, además le dijiste cosas tan lindas que me conmovieron demasiado, extrañaba verte así de romántico, solo cuando eras humano te demostrabas de esa forma y solo con Bella, en fin, además te ganaste el broche de oro al recordar tantas cosas, Eddie, tienes todo nuestro apoyo, te ayudaremos a recuperar a Bella aunque sea lo último que hagamos- Alice me regaló esa sonrisa diabólica cuando tiene uno de esos planes maléficos que nunca fallan.
-¿qué tienes en mente?- le pregunté devolviéndole una sonrisa cómplice.
-.que no tiene en esa mente endemoniada- dijo Emmet riéndose.
-Emmet, si no te callas por las buenas, sabes lo que pasará- lo amenazó Alice, Emmet se cayó de inmediato, ¿con qué lo tendría amenazado ahora?, no quería ni saberlo…

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