viernes, 21 de agosto de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 17: "compras"




-no estoy muy segura- dije cortando la sonrisa de Alice, ella me miró entrecerrando los ojos.
-irás, te divertirás, te comprarás un lindo vestido para tu Edward y me lo agradecerás cuando él quede embobado por ti- me gritó apuntándome con el dedo, yo suspiré, esto sería difícil.
-Alice…-comencé, peor no me dejó terminar.
-bien, nos vamos- dijo aplaudiendo.
-yo no dije que sí- reclamé.
-estás loca Bella, acabas de decirme, “sí, Alice”, ¿no me digas que ahora estás media chalada?- preguntó con fingida sorpresa.
-Alice- suspiré rendida, ella se levantó de la mesa, ya habíamos terminado de almorzar, Jazz y yo la seguimos, está chica siempre conseguía lo que quería.
-¿siempre es así de inmadura?- e preguntó Jazz sonriendo.
-nunca te aburrirás, Jazz- le contesté con fingido horror, él se carcajeó.

Salimos afuera y comenzamos a caminar hasta el castillo de Jasper para ir a buscar los carruajes, mientras caminábamos íbamos bromeando, jugando, leseando, era muy divertido pasar el tiempo con ellos, al llegar yo y Alice nos quedamos sin palabras, eso que teníamos al frente era un castillo, un gran castillo.
-¡dios mío!, esto si que es un castillo- dije asombrada.
-no es nada- dijo Jazz, él era muy humilde.
-claro, si esto no es nada, ¿qué queda para mi casa?- pregunté irónica.
-calma Bells, muestra clase- dijo Alice poniendo un tono educado que me hizo reír hasta que casi se me salen los pulmones del pecho.
-bueno, vamos a buscar los carruajes que se nos hará tarde y no es la idea llegar de noche aquí, otro día les mostraré el castillo- nos dijo Jazz con una sonrisa tierna, como si estuviera viendo a dos crías que se morían por entrar a su casa, aunque ¿quién no querría entrar en ese enorme castillo?
-necesitaríamos un mes para poder ver todo ese castillo- dije asombrada, después Jazz habló con el portero, él se fue por unos minutos y volvió en un carruaje al lado de un hombre que tenía las riendas tomadas, este debía ser el que nos llevaría a la ciudad, el portero se bajó ágilmente del carruaje y volvió ha hablar con Jazz, cuando terminaron Jasper se dio vuelta y nos indicó que subiéramos al carruaje, nosotras obedecimos al instante, después de unos minutos Jazz se subió junto a nosotras, el carruaje comenzó a moverse y ya estábamos en marcha hacia la ciudad, ¿qué compraría?
-¡qué emocionante!, nunca antes había ido a la ciudad- casi chilló Alice, Jazz la quedó mirando como si no se lo creyera.
-¿en serio?- preguntó dudoso.
-no, mi madre decía que eran solo autos, compras, dinero, dinero, dinero, me dijo que tendría que ir cuando fuera mayor para que de verdad lo disfrutara- explicó Alice sin inmutarse.
-yo tampoco he ido, mi padre es el único que va a la ciudad, va solo por negocios, sería aburrido, además él tampoco me llevaría ni aunque yo quisiera- comenté.
-entonces, ¿esta es la primera vez que van?- preguntó Jazz aún sin creérselo.
-así es- pregunté como si no quisiera la cosa.
-pues, lo disfrutarán, yo conozco la ciudad como si fuera la palma de mi mano, será genial- nos sonrió, nosotras le devolvimos la sonrisa, seguimos hablando todo el camino, que fueron como dos horas, cuando llegamos y nos bajamos, la cara que debimos haber tenido con Alice debió haber sido un poema, estábamos boquiabiertas, habían miles de tiendas todas apretujadas en los edificios, un montón de carruajes pasaban por las calles, habían comerciantes ambulantes que ofrecían productos a mitas de precio, habían tiendas de todo tipo, vestidos, lazos, zapatos, maquillaje, peluquería, comida, buffet, muebles, telas, tejidos, tantas cosas que era imposible que no te llamaran la atención, comencé a caminar hacia una tienda que estaba cruzando la calle, justo un carruaje pasó rozándome el cuerpo, solo me salvé porque Jazz me tiró del vestido arrastrándome de nuevo a la vereda, yo quedé con el corazón a mil por hora.
-¡Bella!- chilló Alice asustada.
-ten cuidado, Bella, aquí no es lo mismo que el pueblo- me regañó Jazz.
-lo siento, es que vi ese hermoso vestido azul que hay en el escaparate y no me pude resistir a ir a ver- dije agachando la cabeza.
-¿vestido, cuál?- preguntó Alice enseguida, yo le sonreí.
-vamos- nos dijo Jazz conduciéndonos hacia la tienda, ahí pude ver ese vestido de cerca, era hermoso, debía ser mío, entramos a la tienda y nos recibió una mujer de pelo corto, pequeña de estatura, de unos 30 años, se veía simpática.
-buenos días, mi nombre es Elizabeth, ¿en qué los puedo ayudar?- nos preguntó amablemente la mujer.
-buenos días, soy Bella, quiero probarme ese vestido que está en el escaparate- le respondí con el mismo tono amable.
-claro, aquí lo tengo- se dirigió hasta el mostrador, haciendo que solo se viera de la cintura para arriba, se agachó buscando algo, sacó una caja grande blanca, la puso en el mostrador, la abrió y ahí estaba el soñado vestido- creo que esta es tu talla, puedes probártelo ahí- me indicó unas puertas que habían en una de las paredes, cada una tenía un letrero dorado con letras negras que recitaban “probador”.
-gracias- tomé el vestido y me dirigí hasta el probador, luego de entrar cerré la puerta viendo como Alice le pedía a la vendedora un vestido rosa que estaba al lado del azul que yo había visto en el escaparate, al entrar prendí la luz y pude ver un espejo de cuerpo entero, comencé a quitarme la ropa, quedándome con esos bombachos blancos y un corsé, los cuales odiaba, me probé el vestido y me quedaba a la perfección, como pintado, hermoso, el vestido tenía tonalidades azules hermosas, me lo saqué, obviamente que me lo iba a comprar, era el vestido más hermoso que había visto, ojala a Edward le guste, cuando ya estaba lista salí del probador justo cuando Alice salía del probador de al lado.
-Bella, encontré un vestido hermoso, ¿te llevarás el azul?, obvio que a Edward le encanta?- comenzó ha hablar sin parar, pero yo solo me imaginaba como Edward me besaría al llegar aquí- Bella, ¡Bella!- me gritó Alice sacudiéndome los hombros, yo desperté de mi sueño.
-lo siento, es que yo…
-estabas soñando con Edward-me interrumpió ella, yo la miré extrañada, ¿cómo la sabía?- estabas con esos ojitos que pones cuando hablas de él, esa cara de enamorada- me explicó sonriendo, yo le devolví la sonrisa- ¿lo llevarás?- me preguntó.
-obvio- le respondí.
-acompáñenme al mostrador para que puedan pagarlo- nos dijo Elizabeth, la vendedora.
-claro- nos fuimos hasta el mostrador donde pagamos, luego nos dirigimos a una tienda de lazos que nos había recomendado la vendedora, ahí encontramos unos lazos hermosos que combinaban a la perfección con los vestidos. Después nos fuimos a una tienda de zapatos, encontré unos color azul marino, hermosos, Alice se compró unos rosa pálido del mismo diseño que el mío, después nos fuimos a comer algo ya que era la ora de once, después seguimos con las compras yendo a tiendas de maquillaje y peluquería, luego de una tarde muy atolondrada y agotadora nos devolvimos al carruaje, ya sentados, rodeados de bolsas y caminó a casa Jazz soltó un suspiro.
-¿mucha tortura?- le pregunté enarcando una ceja, ni que hubiéramos comprado tanto, ¿cierto?
-ustedes tienen un problema muy grave- dijo él con horror fingido.
-¿cuál?- le preguntó Alice.
-son unas compradoras compulsivas, no pueden parar- dijo él desesperado.
-yo puedo parar cuando quiera, solo que no quiero- recalcó Alice, los tres nos echamos a reír, esta tarde sería algo que no olvidaría, muy divertido.
-esto se repetirá Jazz, pero con Edward aquí, por lo menos tendrás a alguien con quien sufrir- le sonreí y él se agarró la cabeza con las manos, lo que hizo que nosotras nos riéramos más.

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