martes, 20 de octubre de 2009

una eternidad perdida en tus ojos, capítulo 36: "confusión"



Escuché tres golpeteos delicados en la puerta, era Bella, sentía sus únicos y perfectos latidos, su exquisito olor, su acompasada respiración, lo único que quería era verla, salí de mi pieza como un rayo y bajé las escaleras a la misma velocidad, aunque Alice se me había adelantado ya estaba abriendo la puerta dejando ver a mi ángel.
-hola Alice- Bella le dio un beso en la mejilla.
-Bella, no sabes lo que haremos hoy.
-¿qué?
-quiero ir de compras con mi mejor amigas como lo hacíamos hace 100 años, ¿qué te parece?- Alice parecía eufórica, me di cuenta de que si analizabas bien la oración no caía en un contexto normal, aunque aquí nada era normal.
-claro, también va Rose ¿cierto?
-obvio que voy- Rosalie apareció en menos de un segundo en la puerta de entrada.
-¿y Esme?- preguntó Bella.
-tuvo que ir a decorar una casa en Port Angels, ya sabes como es su trabajo de decoradora de interiores- le respondió Alice.
-pero no te preocupes, los chicos irán con nosotros- ‘para cargar las bolsas’, pensó Alice, o dios no, un día de compras con Alice era igual a comprar un boleto sin regreso al infierno.
-oh no, no, no- comenzó Emmet.
-Alice, amor, por favor no lo hagas- le suplicó Jasper, ambos llegaron como rayos a la puerta de entrada para evitar este infierno.
-¡ah callar los dos!- dijo Alice levantando el dedo índice amenazándolos- me la deben y tú también Edward- me apuntó y yo me quedé estático en el último escalón, eso era verdad, se lo debía y mucho.
-está bien- contestamos los tres al unísono.
-bien- dijo Alice satisfecha.
-¿qué iremos a comprar?- preguntó Bella.
-de todo- contestó Rose eufórica.
-wow, compras, me apuntó- se escuchó una voz bajando las escaleras, esa voz tan inoportuna, Bella fulminó con la mirada a Tanya ‘maldita rubia de bote’, pensó, yo solté una risita por su pensamiento.
-claro- ‘tengo una idea, tengo una idea, y tú no lo sabes Edward’, odiaba los pensamientos de Alice.
-vamos, Bella tú anda con Edward en su volvo, Alice y Jazz en el porshe de Ali, y yo y Emm en mi convertible- planeó Rose, dejando de lado a Tanya.
-yo me voy contigo Edward- dijo la aludida.
-claro- susurré, esto sería algo extraño, las dos chicas que me volvían loco conmigo en un mismo lugar al mismo tiempo, terrorífico, pero no podía dejar a alguna sin transporte, eso sería muy poco caballeroso.
-vamos Edward, entre más pronto lleguemos, más compras haremos- Bella me tomó la mano y me guió hacia afuera, una corriente eléctrica se apoderó de mí y de Bella, como agradezco tener este don. Todos nos siguieron y se subieron a los autos, Bella me llevó hasta la puerta del copiloto, yo apreté el botón que hacía que se abrieran las puertas, abrí la puerta de Bella y esperé hasta que entró (con una radiante sonrisa) para luego cerrar su puerta, a mi lado llegó Tanya, al igual que Bella le abrí la puerta, pero ella no me sonrió, por sus pensamientos pude ver que ella quería estar en el asiento del copiloto, no le di importancia, me fui a subir al asiento del conductor, puse mi increíble volvo en marcha y comencé a conducir hasta Port Angels.
-entonces, Bella ¿cierto?- preguntó Tanya.
-así es, Tanya- dijo Bella con una sonrisa torcida, disfrutaba del odio de Tanya.
-vivías en Volterra ¿no?
-sí.
-¿eras parte de la guardia?- Tanya seguía con su interrogatorio, aunque a mi igual me interesaba bastante lo que contestaba Bella.
-se podría decir que sí- contestó como si nada.
-¿a qué te refieres con eso?- volvió a preguntar Tanya.
-bueno, Marco, me encontró en un manicomio, ya había sido mordida por James, otro vampiro, él me encontró y me acogió, siempre me dijo que yo tenía algo especial, se encariñó demasiado conmigo y yo con él, creamos un lazo muy parecido o incluso mayor al de padre e hija, ahora si hablamos de Marco y Cayo, ellos son como mis tíos, los adoro y me adoran, la guardia son como mis hermanos, me llevo bien con la mayoría, sobre todo con Jane y Alec, esos dos pequeños pueden ser muy graciosos y buenos hermanos, siempre me dieron lo que quería, nunca nada me faltó, bueno casi nada- me miró directamente a los ojos ‘tú siempre me faltaste, Edward’, desvié la mirada hacia la carretera, pude sentir que le dolió mi desprecio, pero no sabía como enfrentar esta situación.
-entonces, se podría decir que a ti te escogieron por lazos de cariño y no por tus poderes- acotó Tanya, estoy seguro, para cortar ese momento incómodo.
-así es- suspiró Bella- siempre me respetaron, hasta me dejaron seguir la dieta que yo lo que escogiera.
-¿cómo es eso?- pregunté ahora yo, la verdad es que era imposible que se alimentara de animales, ya que ella tenía los ojos chocolatados y no dorados…
-bueno tengo tres opciones, o me alimento de humanos, la cual descarté al instante de saberla, o me alimentó de animales, prefiero no hacerlo, arruino toda mi ropa, no tengo mucha experiencia en eso, o, como yo lo hago ahora y lo prefiero, me alimento como una humana, mis ojos van cambiando de acuerdo a lo que coma, se podría decir que soy bastante adaptable- dijo Bella con otro suspiro.
-llegamos- dije aparcando al lado de los autos de mis hermanos, Bella soltó otro suspiro, ya no se veía tan animada de tener un día de compras, aunque en sus pensamientos solo tenía la canción dulce de francisca Valenzuela, me impedía ver lo que la inquietaba, lo deje pasar, por esta vez. Bajamos del auto y fuimos donde nos esperaban los demás, al lado del BMW de Rose.
-¿qué tal el viaje?- nos preguntó Alice.
-revelador- le contesté con una sonrisa que me devolvió, ella sabía todo, obvio, siempre lo sabe todo.
-vamos a mi tienda favorita, por favor- suplicó Rose.
-claro, me encanta esa tienda- contestó Alice.
-woo, prepárense chicos, si Alice es igual a como la recuerdo con las compras, no saldrán vivos- dijo Bella con una sonrisa marcada en sus labios.
-tú no te quedabas atrás hermanita, eres tan compradora compulsiva como Alice, recuerdo esas tardes de compras donde Edward y yo cargábamos todo, era horrible- hizo una mueca de horror fingido y Bella soltó una carcajada, me dio muchos celos, me gustaría poder recordar algo así…
-bueno vamos, rápido- dijo Alice caminando, llegamos hasta una tienda de esas de diseñador, de marcas con nombres impronunciables, lo típico de Alice y Rose.
-oh, dios, oh, dios, oh, dios, esta polera es hermosa- chilló Bella mostrándole a Alice una polera azul bastante linda, a ella le quedaría espléndida.
-pruébatela- le ordenó Alice conteniendo las ganas de gritar.
-huy mira, que hermosa se vería con este Jeans, y estas converse, dios son las converse más hermosas que he visto en la vida- Bella estaba que lloraba de la emoción, tomando cosas de todos lados, Jazz tenía razón, era tan, o más, compradora compulsiva como Ali.
-míralo Bella, pero míralo, es el vestido más hermoso que he visto en mi vida- dijo Rose mostrándole un vestido negro escotado, Emmet moría por verlo en ella, podía leerlo en su mente.
-wow, te quedará genial, es hermoso, pruébatelo- le contestó Bella.
-pero mira estos zapatos de tacón aguja plateados con este vestido morado se verían increíbles- chilló Alice.
-oh, my god, mira ese vestido azul colgado en ese maniquí- dijo Bella en un susurró mirando embobada un vestido que, debo aceptarlo, a ella se le vería increíble.
-dios, dios, dios, mira esta mini falda quedaría genial con unas calzas negras y esta polera, ¡mira que combinación!- dijo Rose saltando de alegría.
-dios, esto es el cielo- dijo Alice emocionada.
-chicas, tienen que ver esta chaqueta de cuero, ¡es hermosa!- gritó Bella.
-dios, cómprala.
-sí, yo te la regalo Bella- le dijo Alice.
-no, no, no, para eso tengo mi tarjeta de crédito- sacó de su cartera una tarjeta plateada- esta es la ventaja de ser la consentida de los vulturis- dijo Bella con una sonrisa torcida, hermosa.
-wow, no pierdes el tiempo amiga- bromeó Rose.
-claro que no, esta es mi salvación, ¿qué haría yo sin compras?- dijo Bella, juntó todas las cosas que había visto y se fue al probador.
-Jazz, ven aquí necesito la opinión masculina.
-yo también Emmet- las dos se metieron a los probadores, y los chicos esperaron a fuera de estos, de repente se abre el probador de Bella dejándola ver con la polera azul del principio, con unos jeans plomos y esas converse que tanto le habían gustado.
-¿cómo me veo?- me preguntó con una sonrisa radiante haciendo algunas poses, no podía mentirle, se veía increíble.
-hermosa- le sonreí y ella me devolvió la sonrisa.
-gracias- se ruborizó y por primera vez la vi más tímida y vulnerable, se veía tan tierna ruborizada- qué date ahí, necesito que me digas que opinas de esta falda- se metió de nuevo al probador y después de unos segundos salió con una mini falda de esas color jeans, era blanca, dejaba ver bastante de sus piernas, algo bastante tentador, pero yo debía controlarme, ya que estoy más que confundido- ¿qué opinas?- me dijo dándose una vuelta en sí misma, me aclaré la garganta, o sino la voz me saldría en un susurro.
-muy bien- le dije con una sonrisa torcida, ella me devolvió la misma sonrisa y se volvió a meter al probador.
Se podría decir que estuvimos unas dos horas en la misma tienda, pero a mi se me pasaron volando, viendo como Bella me desfilaba cada cosa que escogía, después de eso seguimos tienda por tienda, fue la misma rutina, hasta que por fin, por un milagro de dios, comenzaron a cerrar las tiendas.

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