martes, 16 de marzo de 2010

Afortunada, Parte VI: "conviviendo con mis padres" (1)


-Bien tenemos toda la mañana para organizar la casa- Alice paró de saltar y nos miró serios- necesitamos organización, lo mejor será por parejas, Emmet y Rose, a la sala de música, Nessie y Jacob, a la sala de estar, yo y Jazz, al comedor, Bella y Edward a la cocina, él ordena, tú Bella, cocinas.
-no- me quejé apoyando mi cabeza en el hombro de Edward, solo quería seguir con esa tranquila mañana que hace tan solo unos minutos nos pertenecía.
-Bells, si tú no lo haces nadie más podrá, y si compramos comida ellos lo sabrán y nos retarán, no hay opción, solo hazlo- me miró con desición y autoridad, suspiré y asentí resginada, ella tenía razón, tendría que cocinar y no tenía ánimos para nada, excepto para estar en los brazos de Edward disfrutando de un sueño placido- ¡agradece que te dejé con Edward!- gritó Alice como histérica, yo volví a asentir, cuando Alice se estresaba lo más racional era no molestarla y hacer todo lo que ella quería- bien, muévanse, muévanse, Bella impresiónalos- se fue como un remolino seguida por Jazz, Emmet, Rose, Jake y Nessie. La habitación de Edward volvió a quedar en completo silencio, en el tranquilo y apetecible silencio. Aún tenía mi rostro apoyado en su hombro. Su brazo rodeó mi cintura haciendo que su calor natural me envolviera y que su cercanía me hiciera sentir un cosquilleo por todo mi cuerpo, especialmente en mi estómago donde las mariposas revoloteaban inquietas.
-debemos levantarnos- susurró contra mi pelo, ciñendo más sus brazos a mi cintura, acercándome aún más a él.
-aún no me puedo creer que mis padres vengan aquí.
-hablando de eso, tendrás que presentarme a tus padres- sentí en su tono un poco de diversión mezclado con alegría y aprensión.
-ellos ya te conocen.
-pero no como tu novio- subí mi rostro dejándolo a la misma altura que el suyo, lo miré incredula, ¿cómo quiere eso?, debería estar evitándolo, él solo me sonrió.
-Edward mi padre es policia- rodó los ojos por mi comentario- hablo en serio, tiene toda clase de armas mortales, puede aniquilarte solo con desearlo, ¿eso no te asusta?
-claro que no Bells, tu papá me conoce, y conoce a mis padres, no podía matarme.
-pero si hacerte un daño permanente tanto físico como psicológico- lo miré tratando de parecer seria, en serio no quería perderlo ahora que estábamos juntos, pero Edward solo se rió de mi suposición- y mi mamá, ella esta loca, en el buen sentido, pero sigue siéndolo, ¡sabes los comentarios que tendremos que aguantar!, nos dejaran mal.
-Bella, conozco a tus padres, sé como son, ¿no recuerdas la vez en que Charlie me amenazo por haberte prestado mis notas?- tuve que reirme al recordarlo, yo había faltado al colegio por tener la peste y Edward gentilmente se había ofrecido a llevarme la materia que me faltaba, pero mi padre no se lo tomo como un gesto de muy amigos, desde ese día, no invité a ningún chico a la casa, no es que tuviera a muchos que invitar, claro- y todas las indirectas de Reneé para que estuviéramos juntos, desde que nos conocimos que ella planea nuestra boda junto con mi madre, en serio, los conozco perfectamente, y lo soportaré para tener que hacer esto oficial- me regaló una de esas sonrisas que lo dicen todo, solo con ese gesto me hizo estremecer de pies a cabeza e hizo que mi corazón palpitara alocadamente, ya que esa simple sonrisa me mostró cuan segura estaba de lo que teníamos, cuan segura estaba de lo que sentía por mi y de lo que yo sentía por él, cuan segura estaba de nuestro futuro, solo con ese simple movimiento muscular me hizo caer a sus pies, figurativamente, por supuesto.
-Edward, Bella, ¡manos a la obra!, apúrense- gritó Alice desde abajo, ambos rodamos los ojos para luego reirnos de nuestra sincronía. Nos levantamos y yo me fui a mi pieza despidiéndome de él con un casto pero significativo beso, de esos que decían, "sé que solo serán unos minutos, pero estar alejada de ti es un crimen".
Así que me arreglé a la velocidad de la luz, poniéndome lo primero que encontraba, cepillando mi pelo con brutalidad, aguantando los gemidos de dolor por los tirones, lavando mi rostro y mis dientes casi sin darme cuenta. Creo que me había demorado cinco minutos, tal vez seis, era un tiempo record, pero por mi cuerpo aún pasaba ese conocido cosquilleo, pero ya no era por su cercanía, si no por la falta de esta.
Bajé las escaleras a la carrera, salvándome por poco de caer en el camino, para luego llegar a la cocina y encontrarme con mi chico especial.
-sonará estúpido- acortó la distancia de dos pasos que nos separaba y me abrazó- pero te extrañé- sonreí a lo que dijo dejándole a entender que yo me sentía igual.
-Edward, deja de distraer a Bella- lo retó Alice que entró a buscar la escoba, Edward me soltó para que Alice se fuera de una vez, pero cuando ella dejó la cocina volvió a posicionar sus brazos en mi cintura- ¡Edward, te conozco, suéltala!- ¿cómo pudo saberlo sin ver?, a veces mi mejor amiga me asustaba un poco, pero logró que Edward me soltara, algo que ninguno de los dos quería, pero que era necesario para que podamos avanzar, decidí ser optimista y pensar: mientras más rápido pasaran estos días con mis padres, mejor. Así que sin más demora comencé a sacar los ingredientes necesarios para hacer una rica carne al horno con patatas rellenas, era esquisito, se veía elaborado pero era fácil y tenía suficientes papas para todos, en dos palabras: perfecta eleción.
La mañana se pasó rápido, aliñando la carne, haciendo el relleno para las patatas, luego meterlo todo al horno, mientras se cocía hice de postre un cheesecake, el cual sabía que a mi madre le traería los lindos recuerdos de las clases de cocina que hace tiempo tomamos, donde la única que aprendió fui yo.
Y por supuesto, Edward no se quedó atrás, distrayéndome de ves en cuando, o tratando, ya que cada vez que sus brazos me rodeaban o sus besos se apoderaban de mi cuello, Alice salía de la nada y nos regañaba.
La hora de almuerzo ya había llegado, ya teníamos todo listo, Rose había puesto la mesa con servilletas de genero, los mejores cubiertos, para que todo pareciera perfecto. Queríamos darles una buena impresión a nuestros padres para que ellos se dieran cuenta de que ya éramos todos unos adultos maduros.
Pero no me sentí muy madura cuando tocaron el timbre y me puse detrás de Edward escondiéndome de mis padres y mis suegros, cosa que ellos no sabían, en serio no estaba lista para esto.
-hija- Esme entró abrazando a Alice fuertemente, luego entró Carlise...Reneé y...Charlie, ambos en perfectas condiciones con unas sonrisas de oreja a oreja. Debo aceptar que estaba feliz de verlos, había sufrido tanto por casi haberlos perdido...Después de saludarlos todo pasó muy rápido, solo supe que estaba sentada en la mesa con el postre adelante de mí, ni siquiera me había dado cuenta del momento en que ingerí mi comida. Pero era entendible ¿no?, estaba sumamente nerviosa por la reacción de mis padres, le rogaba al cielo porque se lo tomaran bien, para que mi padre no matara a Edward y para que mi madre no me hiciera enrojecer por la humillación de sus comentarios.
-entonces, Bells, ¿cómo te ha ido en la universidad?- me preguntó Reneé con la misma sonrisa en su rostro, tal vez un poco más grande que con la que entró.
-bien, ahora vienen los exámenes y Edward me ha estado ayudando a estudiar- ella me miró inspeccionando mi rostro y yo me puse aún más nerviosa, estaba segura que ella sospechaba que yo amaba a Edward, o por lo menos que me gustaba, sabía que ella se había enterado hace unos años, ya que yo era muy evidante y además había encontrado el candado de mi diario forzado..Reneé.
 -Alice me contó que tenías unas nuevas buenas- comentó tragando un pedazo del cheesecake.
-espero que sean buenas- rezongó Charlie, yo rodé los ojos junto con Reneé, Charlie y sus "comentarios positivos"
-son muy buenas noticias- comentó Edward tomando mi mano por debajo de la mesa y apretándola levemente a modo de apoyo.
-¿tiene que ver contigo?- le preguntó mi padre con un tono cortante haciendo que Reneé le diera un codazo, ¡bien hecho, mamá!
-es que papá, bueno, hace más o menos una semana que yo y Edward- me detuve al ver que su rostro pasaba del rosa al rojo y luego al morado.
-¡están saliendo!- exclamó Esme emocionada, Reneé nos miró con cariño y nos regaló una sonrisa.
-eso es increíble chicos, ya era hora ¿no?- mi madre y sus comentarios.
-yo sabía que esto pasaría- dijo Esme emocionada.
-felicidades, chicos- dijo Carlisle con esa mirada paciva tan admirable.
-gracias- contestamos yo y Edward al mismo tiempo haciendo que todos se rieran, excepto charlie, que ahora estaba un poco azul.
-papá tú no dirás nada- lo dije más como afirmación que como pregunta, deseaba que no dijera nada, ya que, hasta el momento, todo iba bien. Él me miró casi como si me regañara con la mirada y luego miró a Edward con odio.
-Charlie, no te alegra que tu hija sea feliz junto con Edward- le preguntó Reneé presionándolo para que dejara esa actitud, pero mi padre solo bufó y se zampó un gran pedazo de su postre.
-entonces debo recordarte que yo no quiero ser abuela tan joven, ¿no, Bells?- me atraganté con la comida al escuchar a mi madre y no fui la única, a Charlie le pasó los mismo. Edward, con una sonrisa divertida, me ofreció un poco de jugo. Cuando ya estuve mejor y mis mejillas regresaron a ser rojas y no moradas, miré con reproche a mi madre, ella solo se encogió de hombros mientras los demás se reían. Esto era lo que temía, solo faltaba que Charlie tomara una escopeta y matara a Edward.
-bueno, Edward, solo una cosa, le haces daño a mi pequeña, yo te causo el triple- miré horrorizada a mi papá al escuchar esa amenaza tan al estilo mafioso.
-papá, tienes que dejar de ver esas películas- dijo Ness tratando de tranquilizar el ambiente. Edward se removió incómodo en el asiento, bajo la inquisitora vista de Charlie. ¡Esto no podía estar pasando!

No hay comentarios:

Publicar un comentario