viernes, 26 de febrero de 2010

afortunada, parte III: "atraerlo físicamente"


Mientras caminaba por las escaleras con Edward a mi lado (más cerca de lo que podía soportar) pensé en la probable posibilidad de que besara a Edward, y en la remota posibilidad de que él lo quisiera, tan metida estaba imaginando esa escena que no me di cuenta cuando ya estábamos frente a la puerta de mi habitación.
-adelante- lo invité a pasar luego de abrir la puerta, él me sonrió y entró, lo seguí y cerré la puerta tras de mí, observé como Edward inspeccionaba mis cosas, la estantería llena de libros, el equipo de música con todos mis cd's, mi escritorio con mi notebook, mi espaciosa cama llena de cojines, mi guitarra, se detuvo más de lo necesario en esta y luego me miró con curiosidad.
-¿tocas?- me preguntó como si no se lo pudiera creer.
-no todas las chicas son superficiales, solos tus conquistas, claro- dije para picarlo, le dediqué una sonrisa inocente para que no se lo tomara a pecho, aunque eso era exactamente lo que yo pensaba.
-¿insinuas que no podría estar con una chica inteligente?- me preguntó levantando una ceja, como si esto se tratara de un reto, rodeé los ojos.
-ya déjalo Edward, mejor escuchemos el dichoso cd- me acerqué al reproductor y rebusqué entre los cd's, y saqué el mismo ejemplar de cold play que él tenía en su auto.
-esto es raro y triste ¿sabes?- comentó quitándome el cd y poniéndolo en el reproductor.
-¿a qué te refieres?- le pregunté sin entender.
-nos conocemos desde que éramos vidas en pañales y nunca nos conocimos en realidad, es raro que nunca nos hayamos dado cuenta de que teníamos tanto en común y es triste por lo mismo- me explicó mientras apretaba el botón de play y la canción "fix you" comenzó a llenar el espacio.
-tienes razón, pero ¿cómo poder hablar contigo si siempre estabas acupado?
-¿ocupado?- dijo sin entender, rodé los ojos.
-el 99% de tu tiempo lo usabas para coquetear con la mitad de las chicas del instituto.
-digamos que era el 70% de mi tiempo.
-tenías a todas las chicas y algunos chicos detrás de ti.
-¿chicos?- me preguntó sorprendido.
-chicos- repetí.
-hubiera preferido no saber eso- dijo paseándose por mi habitación- pero tú tampoco eras una santa- me miró con una sonrisa burlona.
-¿de qué hablas?
-te puedo asegurar que la mayoría de los chicos quería tener algo contigo, debiste haber hecho algo para hechizarlos así.
-yo no hice nada, de un día para otro Mike, Eric y Tyler comenzaron a perseguirme como psicópatas y yo trataba de alejarlos pero ellos me respondían con idioteses como "no te hagas la difícil, sé que quieres esto tanto como yo"- me defendí haciendo una patética imitación de la voz de Mike Newton.
-oh sí, recuerdo que Emmet tuvo que defenderte, desde ese día todos te amaban en silencio- se río y yo lo acompañé recordando el ojo morado de Mike.
-eso fue memorable.
-sí que lo fue, pero no tanto como cuando Tyler llegó a tu casa y tú le tiraste tu secador por la cabeza- se volvió a reír- estabas tan enojada.
-no sé de donde sacó que había aceptado ir con él al baile, le dije que lo pensaría solo para no herir sus sentimientos y él lo tomó como un sí, cuando lo vi en el umbral de mi puerta mi furia me superó, fue todo un año de odio acumulado por sus constantes conquistas descargados por mi confiable secador.
-lo dejaste sangrando- me reprochó con una sonrisa en su rostro.
-oh no seas así, fue un pequeño corte.
-¡lo dejaste llorando!- volvió a reprocharme pero ahora con una suave risita al ver mi rostro.
-es una niñita- me defendí.
-eres increíble.
-se lo merecía- dije cruzándome de brazos.
-tienes razón- en ese momento la canción cambió a "yellow".
-amo esta canción- comenté mientras subía el volumen del reproductor.
-es buena- respondió siguiendo con la inspección por mi cuarto- ¿sabes?, esperaba que tu cuarto fuera más...rosa- se volvió a reír y yo lo miré con una ceja alzada.
-te lo repito, hay algunas, pocas, chicas que no son superficiales.
-eso veo- se detuvo para ver las fotos que tenía pegadas en la pared- son buenas fotos- dijo mirándome, de nuevo, sorprendido- ¿tú las sacaste?- volví a rodar los ojos por su espasmo.
-¿quieres que te lo diga por tercera vez?- le sonreí de lado y él me la respondió.
-¿dónde las sacaste?
-un viaje que hice con Alice, Rose y Ness, mira- apunté una foto donde salíamos las cuatro- estábamos en Alaska, era un paisaje hermoso.
-oh, si lo recuerdo, los chicos querían ir pero se supone que era un "viaje de chicas"- se burló haciendo las comillas, me reí por su rostro incrédulo- ¿qué se supone que hacen en un viaje de chicas?
-jugar a la barbie Bella.
-¿barbie Bella?
-de las cuatro soy la única que odia las compras, ese viaje fue tortuoso, todos los días habían compras, peluquería, masajes, manicure, pedicure, todos las noches salíamos a algún lugar a bailar y siempre jugaban a a vestirme, peinarme, maquillarme, como si fuera una barbie.
-mmm, no era lo que yo creía que hacían.
-¿qué creías que hacíamos?...no, sabes, mejor no me cuentes, prefiero no escucharlo- Edward se rió por mi cambio de opinión.
-¿por qué todo lo que me implica a mí lo relacionas con doble sentido?
-yo no he dicho eso.
-eres una mal pensada- me acusó.
-tu eres el mal pensado que piensa que estoy pensando algo malo.
-no, no, tú eres la mal pensada que piensa que estoy pensando que tú piensas algo malo.
-tú eres el mal pensado que piensas que estoy pensando que piensas que pienso algo malo- me detuve para ver si lo había dicho él.
-ambos somos mal pensados pero tú lo fuiste primero al pensar que estaba pensando cosas que no pienso sobre sus viajes de chicas- me miró con una sonrisa de suficiencia, pero yo no me iba a quedar de brazos cruzados.
-que inmaduro- lo acucé cruzándome de brazos, bien, no era lo mejor que pude responderle pero es lo único que se me ocurrió.
-tú eres la inmadura por cruzarte de brazos al pensar que soy inmaduro cuando pienso que tú fuiste la primera en pensar que yo pensaba algo malo sobre sus viajes de chicas- lo miré alzando una ceja.
-nada más de oraciones enredadas-dije harta, me fijé en la música, ahora tocaban "trouble".
-esta canción me gusta- comentó cambiando radicalmente de tema- entonces, ¿tocas?
-sí- contesté con un suspiro.
-¿cantas?
-sí.
-¿podría escucharte algún día?
-lo veremos- contesté, repentinamente se me vino a la mente el plan, ¡diablos, me había distraido hablando con Edward y no lo he tentado para nada!, ¿qué me hacía este chico para que todo mi mundo se revolviera?- ¿y qué hay de ti Edward?- me senté en mi cama, apoyé mis codos en mis muslos y mi mentón en mis manos dándole una linda vista de mi bikini, lo miré entre mis pestañas y le dije en la voz más sensual que pude- ¿tocas algo?- me miró como si fuera su presa, me sentí casi desnuda ante su mirada, lo sentí tragar pesado y aclarar su garganta.
-el piano y la guitarra, pero prefiero el piano- su voz era más baja que antes y eso me subió mi autoestima en un cientodiez porciento.
-oh, me encantaría escucharte tocar piano alguna vez- me paré lentamente y me acerqué más a él, seguí caminando hasta llegar a su lado, estábamos bastante cerca, tanto que pude acercar mi mano al cuello de su camisa y jugar con él mientras esperaba su respuesta, volvió a tragar pesado y me miró con un brillo especial en sus ojos.
-sí, claro, cuando te escuche cantar a tí, tocaré todo lo que quieras- iba a contestarle pero alguien abrió la puerta, Alice, nos miró unos segundos sorprendida por la cercanía entre nosotros.
-está listo- nos dijo, yo le sonreí y caminé hasta la puerta, Alice me miró y me guiñó un ojo sin que Edward lo notara, bajamos y salimos a la terraza, me llegó el olor a carne asada y mi estómago gruñó.
-eso huele de maravilla- dije mientras sacaba un plato y caminaba hacia la parrilla.
-tengo tanta hambre- dijo Edward detrás de mí, pero lo sentí demasiado cerca, no quise darme vuelta, demasiado peligroso para nuestro propio bien, Edward es peligrosamente sexy, debo aceptarlo, solo así podré seguir con el plan, entonces, ignorándolo, le pedí a Emmet un pedazo de carne, luego me senté en la mesa, donde todos excepto Emmet, yo y Edward estaban, y comencé a servirme ensaladas, un almuerzo tranquilo, almuerzo tranquilo, me repetía mentalmente, pero Edward no me ayudó mucho al sentarse a mi lado, no sé si era yo pero lo sentía demasiado cerca, él se estiró para alcanzar la ensalada de papas acercándose más a mí y rozando nuestras piernas, ¡diablos!, almuerzo tranquilo, almuerzo tranquilo, almuerzo tranquilo, miré a Edward y él me sonrió torcidamente ofreciéndome la ensalada de papas, yo le devolví la sonrisa, aunque un poco nerviosa, y la acepté, nuestros dedos se rozaron cuando me pasó la fuente, unas odiosas mariposas empezaron a molestarme en mi estómago, las ignoré, si iba a pasar quien sabe cuánto tiempo tentando a Edward, tenía que acostumbrarme a los roces, las sonrisas, sus ojos, su cuerpo, ¡su todo!, era imposible acostumbrarse a eso.
-hoy hay una fiesta de bienvenida en el campus de psicología, es para todo el que quiera ir, sería una buena forma de conocer a más personas- dijo Alice distrayéndome de Edward.
-es una buena idea, desde el cumpleaños de Bells que no vamos a ninguna fiesta- tragué ruidosamente al recordar ese día, el accidente, los flashback comenzaron a llenar mi mente, la casa de los Cullen, personas, música, todos mis amigos bailando, Edward coqueteando, yo queriendo fusilar a sus conquistas, el teléfono sonar, Alice asustada, el hospital, mis padres, accidente, Carlisle con su bata y el rostro decaído, parpadeé repetidas veces volviendo al presente, todos seguían hablando, yo seguía un poco shockeada queriendo olvidar lo despreciable de mis dieciocho, algo practicamente imposible.
-¿qué dices Bella?- me preguntó Nessie, yo la miré distraida y sacudí mi cabeza en un inútil intento de alejar esos recuerdos.
-sí, claro- contesté sin siquiera pensar en lo que respondía.
-¿estás bien Bella?, que tú aceptes ir a una fiesta sin alegar ni un poco me parece raro- bromeó Jasper mirándome con una ceja alzada.
-estoy bien, solo un poco distraida.
-entonces, ¿jugamos a la barbie Bella?- me preguntó Alice, un suspiró se me escapó ganándome un ceño fruncido de mi mejor amiga, esto era lo que más odiaba de las fiestas, las horas de preparación, aunque el resultado era increíble, el proceso era realmente horrible.
-está bien- contesté sin ganas.
-come rápido, no tenemos mucho tiempo- dijo Rose.
-son recién las tres de la tarde- reclamé.
-¿y?- me preguntó como si las casi siete horas que nos quedaban no fueran suficientes, me esperaba una tarde agitada...

No hay comentarios:

Publicar un comentario